La clave

El espejo griego

Sin la incapacidad europea de responder a los primeros ataques de los tiburones financieros, Grecia no habría llegado al colapso en el 2010

ALBERT SÁEZ

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Grecia es referente. Rajoy viajó a Atenas para hacerse una foto junto al conservador Samarás. La efervesciente izquierda se da codazos para aparecer junto a TsiprasPablo le llama Alexis como Josemari (Aznar) tuteaba a George (Bush). En poco menos de una semana quienes pierdan la elecciones huirán de Grecia como lo hiceron los especuladores de Chipre. Si gana TsiprasRajoy renegará de Grecia. Iglesias y compañía lo harán en caso de victoria de Samarás.

Grecia es un espejo deforme. Durante la guerra fría y tras un golpe de estado, cultivó una plutocracia entorno a dos familias, no políticas, sino biológicas: los Papandreu y los Karamanlis. Esa plutocracia alimentó una economía basada fundamentalmente en el contrabando -recordemos de donde tenían bandera los grandes petroleros de Onassis- y el turismo basado en la economía sumergida. El modelo colapsó cuando en el 2009 los voraces acreedores de la banca alemana descubrieron que las cuentas públicas habían sido falseadas con el aval de algunas de las auditoras que Estados Unidos ha clausurado. Europa, no.

Responsabilidades

Algunos ponen ahora el énfasis en que la previsible victoria de Syriza será consecuencia del llamado austericidio. Falso. Sin un régimen podrido durante los años de la guerra fría, los Papandreu y los Karamanlis hubieran caído mucho antes. Sin la mala cabeza de la UE que forzó que algunos alumnos rezagados entraran en el euro, una sencilla devaluación les habría quitado de en medio de la crisis financiera internacional. Sin la falta de control global de la banca europea en los primeros años del euro, los bancos alemanes no podrían haber tomado los riesgos que tomaron en un país al borde de la quiebra. Sin la incapacidad de las instituciones europeas de responder a los primeros ataques de los tiburones financieros, no se habría llegado al colapso en el 2010. Entre todos la mataron y Grecia sola se murió. La austeridad es la puntilla de un moribundo. La austeridad no ha ayudado a Grecia, pero algo tiene que ver en nuestro caso con el despertar de la borrachera de Bankia y de la vivienda. Aún pagamos el AVE y el Castor. No somos Grecia.