El cuerno del cruasán

El cielo de los animales

JORDI PUNTÍ

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Tresky, Luna, Tuca, Cascabel o como se llame su animal de compañía están de enhorabuena. Esta semana el papa Francisco ha anunciado que «el paraíso está abierto a todas las criaturas de Dios». Los animales, pues, también van al cielo, el mismo de los humanos. La declaración que es un homenaje a Francisco de Asís, claro, y a su vez sitúa al Papa en un debate que dura desde hace siglos: si los animales tienen conciencia o no. Las asociaciones para la defensa de los animales han recibido la noticia con alegría, sobre todo las católicas, y ya hay los que quieren sacar partido al debate: si los animales son criaturas de Dios, dicen, entonces los ganaderos y carniceros cometen un crimen y deberían ir al infierno. Por si acaso, el Vaticano ya ha añadido que matar animales para comérselos no es un crimen.

En todo caso las palabras de Francisco crean expectativas. Aunque para algunos parecerá un delirio de hippy, puede que acerquen a más de un indeciso al cristianismo. Por de pronto ya podemos prever que el cielo será un lugar más concurrido y distraído. Uno reencontrará a los perros, gatos, periquitos y hámsters que le hicieron tanta compañía, pero también -hay que suponer- esos otros animales que involuntariamente le hicieron feliz: la perdiz gloriosa que se comió en una fonda de Perafita, la ternera propietaria del chuletón que le hizo llorar de gratitud en Bilbao.

La reacción de Fernández Díaz

La mente humana es más retorcida que la de los animales y seguro que también se dará alguna situación absurda: habrá quien pida ser enterrado con su perro salchicha, o con los 17 gatos que corrían por su casa. Indirectamente, el mensaje de Francisco también afecta a toros y toreros. Ahora que el ministro Wert se desvive por devolver las corridas a Catalunya, será interesante ver cómo reacciona un catalán de pura cepa como el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz. Católico y apostólico, ¿aprobará que se torture a los toros para gozo de unos infieles? ¿Rezará por su alma agujereada por las banderillas? ¿O quizá tolerará a Wert y luego pedirá al Vaticano que considere a los toros como mártires?