La rueda

El baile de las profesiones

JULI CAPELLA

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En los años 70 los fotógrafos de la 'gauche divine' se pusieron de moda. Dejaron su impronta -en blanco y negro- de una sociedad en 'franco' descomposición. Pasen a ver a Pomés en La Pedrera, genial. Al final de la década, con la irrupción de la democracia llegó el turno a pintores vanguardistas y escritores modernos.

En los 80 parecía que el país se desmadraba y fueron los modistas, rebautizados como diseñadores de moda, los reyes del mambo. La arruga es bella de Adolfo Domínguez por doquier. Los cantantes se convirtieron en ídolos populares. También triunfaban los directores de cine, con Almodóvar al frente, copando los medios de comunicación. En los 90, los arquitectos iniciaron su ascensión meteórica, aupados por el vistoso posmodernismo. Y mantuvieron el auge con el minimalismo (también conocido como mini malísimo). Los dominicales se trufaron contando sus proezas, a ver quién la tenía más grande, la edificación.

Pero el siglo XXI catapultó definitivamente a los cocineros. Y esto sí fue una novedad. Pasaron del triste anonimato tras los fogones a la portada de las revistas mas influyentes del mundo. En el 2003 Adrià no solo ocupó la del 'New York Times', sino que más tarde 'Time' lo consideró una de las cien personas más influyentes del mundo. Y siguen en racha; los programas televisivos, las revistas, las webs y la propia calle sigue ensalzando a los magos del paladar. Ahora bien, tarde o temprano caerán en desgracia, como ya pasó con los arquitectos estrella estrellados, tipo Calatrava. Y se buscará a un nuevo gremio emergente que escrutar. Yo creo que ahora les toca el turno a los políticos neófitos emergentes.

Eso sí, hay un trío de profesiones siempre en el candelero: los actores, las modelos y los deportistas. Vaya como vaya el mundo, siempre nos interesará evadirnos, sea con ficción, con belleza inalcanzable o heroísmo competitivo.