La rueda

El abrazo del oso y el efecto bumerán

La CUP en solitario gozará de un papel relevante el 27-S y podría acelerar la hoja de ruta

SAÜL GORDILLO

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Han pasado cinco años de la manifestación contra la sentencia del Tribunal Constitucional que tumbó la reforma del Estatut de Catalunya. Durante este tiempo la desconexión emocional de una parte de la población catalana ha sido constante. El último año ha sido especialmente vertiginoso. La confesión de Jordi Pujol, la ruptura de CiU y la refundación exprés de CDC por vía de una candidatura electoral amplia han certificado la evolución del catalanismo hacia el independentismoArtur Mas se irá de vacaciones con un balance satisfactorio a pesar de las adversidades de este último curso político.

Por contra, Oriol Junqueras cerrará una temporada horribilis en términos partidistas. De las encuestas que le daban vencedora a ERC ha pasado a rendirse al plan absorbente de MasJunqueras firma una tregua que le permite respirar a la espera de que la hoja de ruta independentista siga adelante y el president no tenga más remedio que cumplirla. El 27-S ya se verá, porque al margen de quien gane esas elecciones excepcionales al Parlament, la aritmética será determinante. Si la llamada lista unitaria depende de la CUP, la hoja de ruta quizá se precipite. Si la confluencia de Podemos con ICV y Procés Constituent diera la sorpresa, el proceso quedaría (aún más) supeditado a los comicios españoles.

El sistema de partidos catalán ha saltado por los aires víctima del proceso, obligando a CDC y ERC a dejar sus siglas en el congelador. A pesar de ello, la izquierda se sabe hegemónica. El perfil de Raül Romeva es la prueba. También los movimientos en ICV-EUiA y Podemos, y, ojo al dato, los abrazos interesados de Mas a la CUP de los últimos meses que ahora se le pueden girar en su contra. ¿La autenticidad vencerá a la idea de unidad?