Pequeño observatorio

El ejemplo de Guillem d'Efak

El suyo no fue un caso pintoresco, de un negro que cantaba en catalán. Era alguien culto y sólido

JOSEP MARIA ESPINÁS

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Celebro un artículo que Josep Maria Solé Sabaté ha dedicado hace pocos días a Guillem d'Efak. Para muchos lectores jóvenes, si no están interesados en la historia de la Nova Cançó, Guillem d'Efak es un nombre extraño que no asociarán a Raimon, Llach, Maria del Mar Bonet... Yo conocí a Guillem d'Efak cuando, hace ya muchos años, el activísimo Ermengol Passola quería fundar la discográfica Concèntric. Me invitó a una reunión en la que nos presentaron a «un negro que cantaba en catalán» con el que se quería iniciar el catálogo de Concèntric.

El negro se definía como «un catalán de Mallorca», y si no recuerdo mal había hecho de guía turístico y además escribía y cantaba unas canciones que él mismo componía. Mi intervención en aquella reunión fue solo una propuesta: que no se presentara como Guillem Fullana, que era su primer apellido, sino como Guillem d'Efak, que era el segundo. Ligaba más con su identidad fuera de lo corriente. Realmente, fue un caso singular junto a Raimon, Lluís Llach y Maria del Mar Bonet, y me centro en estos tres porque representaban en la cançó la presencia y la fraternidad lingüística del catalán, el valenciano, el mallorquín y el menorquín. Todos los matices de una lengua.

Dice Solé Sabaté que el 27-S es el día en que hay que sumar blancos y negros, hombres y mujeres, todo tipo de gente. Y explica que Guillem d'Efaknacido en Guinea e hijo de un guardia civil, cantante y escritor en catalán, demuestra que se puede venir de muchos lugares pero que quien deja huella es quien 20 años después de su muerte la gente lo recuerda y lo ama.

Guillem d'Efak habría podido pasar por un caso pintoresco. Mira, un negro que canta y hace versos en catalán. No fue eso. Era un hombre sentimental y sólido al mismo tiempo. Culto y enamorado de su pueblo. Profundamente fiel a sí mismo. En Manacor, ahora, lo han recordado en un acto de homenaje multitudinario. Tarde, pero me sumo a él.