Análisis

Economía, empleo y propaganda

Los datos de la EPA del 2016 aconsejan el examen crítico de muchos tópicos

Oficina de empleo en el Barri Gòtic.

Oficina de empleo en el Barri Gòtic. / periodico

JOAN TAPIA

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Los datos económicos se prestan a interpretaciones y manipulaciones, pero sería conveniente respetarlos y no creerse la propia propaganda. De la EPA del 2016, lo más relevante es que por tercer año la economía ha generado empleo. 413.000 nuevos puestos de trabajo, lo que supone un aumento anual del 2,7% tras el 3% del 2015 y el 1,2% del 2014. En total se han creado 1,2 millones de empleos en tres años porque la economía vuelve a crecer. Por el entorno exterior (petróleo barato, tipos de interés bajos y euro débil que empuja la exportación), pero también por las reformas internas, en especial la laboral, que han hecho posible la devaluación interna --siempre agresiva y dolorosa-- y la recuperación de la competitividad.

Es tan absurdo, pues, sostener que la reforma laboral ha sido un desastre como negar sus costes sociales. Y la creación de empleo no puede tapar que los salarios se han ajustado, que el empleo generado no siempre es de calidad y que los avances hacia una economía más dinámica son limitados.

Pero los 18,3 millones de empleos de media del 2016, pese a que son superiores en 1,2 millones a los del 2013, son todavía inferiores a los 20,4 millones del 2008, el primer año de crisis. Así, este año recuperaremos el PIB de antes, pero en empleo seguiremos lejos de las cifras de entonces. Y el empleo temporal (276.000 nuevos el 2016) está creciendo más que el fijo (169.000).

SERIAS ASIGNATURAS PENDIENTES

Sería, pues, tan absurdo que la oposición insistiera en abolir la reforma laboral (otra cosa es adaptarla) como que el Gobierno quisiera ponerse todas las medallas de la recuperación o insistiera en un discurso triunfalista, porque la economía española y el mercado laboral tienen aún pendientes serias y graves asignaturas.

Otro asunto en el que las cifras hoy por hoy desmienten la propaganda es el contencioso catalán. Una visión centralista afirma que el independentismo está teniendo ya efectos muy negativos. Es posible que los acabe teniendo, y una desconexión que nos alejase de Europa sería un desastre, pero la creación de empleo en el 2016 ha ido bien y desmiente el catastrofismo. De los 413.000 empleos creados en España el año pasado, 100.700 (el 24,3%) corresponden a Catalunya, mientras que su peso en el PIB español es solo del 19%.

EL INDEPENDENTISMO, SIN EFECTO 

El empleo en Catalunya ha crecido, pues, más que la media, aunque esto tampoco confirma las tesis independentistas. Puede que los agentes económicos no vean factible esa posibilidad, o que los efectos no se noten a corto plazo. También es difícil sostener que Catalunya está estrangulada por España si genera más empleo y es una de las comunidades más dinámicas. Aunque crecería más con una financiación autonómica favorable y si la inversión del Estado en Catalunya se acercase a su peso en el PIB, ya que está en el entorno del 11% frente al ya citado 19%.

Los titulares son que la creación de empleo ha sido fuerte y que, al menos de momento, las cifras de empleo indican que Catalunya no se ve afectada por el independentismo. Admitamos los hechos, luego debatamos.