El Ebro, la última gota

SÍLVIA CÓPPULO

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Madrid aprueba sin ningún acuerdo con la Generalitat el Plan Hidrológico del Ebro. La Gobierno catalán y la Plataforma en Defensa del Ebro habían consensuado las cantidades mínimas de agua que tiene que llevar el río para garantizar la salud ambiental. Sin embargo el Gobierno español dice justo lo contrario, que el Plan se aprueba después de un amplio proceso de participación y de consentimiento de la comunidad científica.

Nuevamente tenemos cifras sobre el caudal mínimo encima de la mesa. Más de 7.000 hectómetros cúbicos de agua al año, dice el Gobierno catalán que hacen falta en los años secos como caudal ecológico. Unos 3.000 es lo que prevé el Gobierno español. Peligro de salinización del Delta, regresión... dice la Generalitat. El Gobierno central presume de las nuevas hectáreas de regadío que se crearán. 450.000, asegura. Y desde Catalunya se estudia llevar el Plan a la Comisión Europea, porque contradice la directiva marco del agua. Ahora, vuelve la movilización popular, tal y como hace trece años. "El río es vida", decían. "No al trasvase", todavía se puede leer en el cauce del Ebro cuando pasa por Tortosa.

El Plan Hidrológico del Ebro es un episodio más del 'hacer oídos sordos' del Gobierno español en cuanto a Catalunya, sin tener en cuenta las peticiones de la Generalitat. Está claro que habrán protestas en la calle y movimientos en los despachos. Si son bastante potentes y efectivas, se parará Madrid por ahora porque en el estado actual de las cosas y mientras no decidimos el contrario, Madrid impone y se impone. El Ebro es la última gota. Ojalá que sea la última.