La clave

El ébola y nosotros

ALBERT SÁEZ

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El recuento oficial ya suma 1.229 muertos por el virus del ébola en África. Los expertos calculan que pueden sumar entre 1.500 y 2.000 si finalmente se logra controlar la epidemia. Alguien alega en la red que son muchos menos de los que mueren por la malaria, también en África. E incluso por la gripe, en este caso en todo el mundo. A menudo nos entretenemos con pseudoproblemas. Que mueran entre 1.000 y 2.000 personas por una enfermedad que se puede controlar cuando no se vive en la miseria es un problema grave. Que otros mueran por causas igualmente subsanables es perfectamente compatible y nos puede horrorizar de igual modo.

El ébola, la malaria, las pateras, nos encaran un día tras otro con la realidad de esa África a la que hemos abandonado a su suerte y condenado a ser en el mejor de los casos la despensa de la nueva China imperial. Los tres siglos de presencia occidental en el continente en las más variadas fórmulas, desde la colonización hasta la cooperación de matriz religiosa o laica, nos obligan a sentirnos corresponsables de lo que allí acontece, no solo por un sentido altruista de la común condición humana, que también, sino sobre todo porque una parte de nuestro bienestar procede de lo que allí hicieron nuestros antepasados.

Nueva geopolítica

La progresiva retirada de Estados Unidos del papel de policía del planeta que tomó tras la caída del muro de Berlín y la irrupción de los candidatos a superpotencias de base no democrática como son China y Rusia dejan cada día más al descubierto el triste papel de la Unión Europea como actor de la política internacional. Lady Ashton no es  la causa sino la consecuencia. Su nombramiento es la evidencia de una anticuada mentalidad de los estados europeos que prefieren luchar entre sí por mantener pequeñas áreas de influencia antes que conformar una potencia capaz de competir en el escenario global.

La solución se hace urgente. El ébola o las pateras demuestran que África, hoy, para la mitad del continente europeo es casi un asunto de política interior que afecta a la salud de sus ciudadanos y a la seguridad de sus fronteras.