Dylan, Faemino y Cansado

Ya ha manifestado el mundo entero su opinión respecto al último Premio Nobel de Literatura concedido a Bob Dylan. Es posible que quede alguien por opinar. Se rumorea que en un pequeño pueblo de la provincia de Ávila hay una señora bajita que todavía no ha declarado nada al respecto. Sin embargo, sus vecinos aseguran que, debido a la presión, no tardará en manifestarse.

No me parece mal que opinemos sobre Dylan, faltaría más, sobre todo teniendo en cuenta que por primera vez nos suena a todos el nombre del premiado, pero si damos a conocer nuestro punto de vista cuando se entrega un galardón, deberíamos también hacerlo cuando no se concede.

Estoy pensando en Faemino y Cansado. El duo cómico vivo más importante de España, la pareja de humoristas con más talento que habita entre nosotros y que ha revolucionado su oficio no ha recibido jamás un premio. No ya el Nobel, claro está, aunque yo sería partidario de crear una nueva categoría en Estocolmo para dárselo. Es que ni una antena de oro, ni un premio Ondas, ni un mísero TP. Ninguno. Nunca.

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¿No es eso algo escandaloso de lo que todos deberíamos opinar con la misma intensidad con la que algunos teclean estos días en las redes lo mucho que les indigna el Nobel a Dylan? Puestos a expresar nuestro fastidio, ¿no sería más generoso hacerlo cuando no se premia a quien lo merece? Empujar hacia abajo para derribar al que ha llegado requiere muy poco esfuerzo; das un manotazo y la fuerza de la gravedad unida a la mala leche de las redes te hace solo el trabajo. Dar un empujón hacia arriba para ayudar a subir al que todavía no lo ha hecho es algo que cuesta un poco más, pero Faemino y Cansado merecen ese pequeño sacrificio.

Entendería, sin compartirlo, que este escandaloso vacío fuera debido a que los hombres y mujeres que forman los jurados no valoraran como yo a estos dos humoristas. Si ese fuera el caso, estarían en su derecho a no concederles ningún galardón, pero lo que me encoleriza es que todos ellos los veneran y reverencian. Debido a mi oficio, he conocido a miembros de casi todos los jurados que existen en la galaxia, y siempre reconocen que Faemino y Cansado son los amos, sin discusión. Entonces, ¿por qué no los premiáis de una santa vez?

Ninguno de los dos lo necesita, lo sé. Llenan los teatros con sus fans incondicionales y ya tienen la casa pagada, pero son humanos, oigan, y un poco de reconocimiento siempre alegra la vida a cualquiera.

Borges decía que el hecho de que no le concedieran el premio Nobel se había convertido ya en una tradición de la academia sueca. El genial escritor no sufria por ello ya que, merecidamente, tenía la estantería bien repleta de otros premios. Pero, ¿se imaginan a Borges sin ninguno? Ni el premio al mejor poema en los juegos florales de un insignificante pueblecito del sur de Argentina. Feo, ¿verdad? Pues eso es lo que ocurre con Famino y Cansado.

Así que, si alguien de algún jurado lee este artículo, por favor, piensen en ellos. Empiecen a darles premios, porque alegrar la vida como ellos hacen bien lo merece. Yo ya lo he dicho. Digámoslo todos.