ARTÍCULOS DE OCASIÓN

Dulces 16

TRUEBA

TRUEBA / periodico

DAVID TRUEBA

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Hay quien reclama el voto a partir de los 16 años. Pero el Gobierno está a punto de legislar para que las relaciones sexuales sean consentidas solo a partir de los 16 años. También, después de amenazas variadas, la reforma de la ley del aborto se va a limitar a volver a obligar a contar con el consentimiento de los padres aunque se tengan cumplidos los 16 años como permitía la anterior ley. Al mismo tiempo las penas se han endurecido para los criminales de 16 años. Es decir, que tener 16 años sirve y no sirve. Depende del interés de los mayores. Es exactamente lo que piensan los chicos de 16 años. Que son adultos y no lo son. Y por lo tanto suelen actuar en consecuencia. Son responsables para unas cosas, pero no para otras. De esta manera, casi nada está claro y, en una edad difícil de por sí, los adultos seguimos complicando la ecuación.

En su idea regresiva, que tiene más que ver con el control social que con otra cosa, las autoridades valencianas prohibieron que los estudiantes de 16 años pudieran hacer huelga escolar sin el consentimiento de los padres. Pero el tribunal en el que se planteó el recurso, ha reconocido el derecho de los chicos de 16 años a participar en una huelga escolar sin la autorización expresa de los padres. ¿Por qué? Es bueno leer la sentencia, que es una bofetada al legislador valenciano: “El derecho de los alumnos de segundo ciclo de ESO (por lo general, a partir de los 15 años) a decidir colectivamente la inasistencia a clase figura en el artículo 8 de la LODE y por tanto es incuestionable. Someter el ejercicio de un derecho a la previa autorización de otra persona equivale a exigir la concurrencia de dos voluntades”, esgrime la sentencia para defender el derecho de los alumnos a no ir a clase como protesta si lo deciden de forma colectiva en sus centros.

El ámbito escolar podría ser un mundo de aprendizaje que prepara para el mundo real. A partir de los 16 años, si una chica que quiere abortar no tiene una relación ni cordial ni satisfactoria con sus padres, si no comparte con ellos las costumbres y hasta en algunos casos el domicilio, exigirle la autorización paterna para interrumpir un embarazo la condena seguramente a un aborto clandestino, que es, sin ningún género de duda, la razón por la que se legisla sobre el aborto. No para inmiscuirse en la intimidad de las mujeres, sino para garantizarles la asistencia adecuada sea cual sea su decisión y evitar así el peligro sanitario y la desesperación. Cuando alguien lo compara con el hecho de que sea preciso el consentimiento paterno hasta los 18 años para hacerse un tatuaje, olvida que muchos de los tatuajes se hacen sin ese permiso y por tanto en lugares no autorizados, pero no se arriesga la vida con ello. Y supongo que no tienen en cuenta que ya ha habido tramas de prostitución que captan a chicas de 15 años con oferta de dinero fácil o drogas entre la precariedad del país. Detrás de la incapacidad para decidir, en vista de los ejemplos, si con 16 años se es o no se es responsable de los actos, lo que le toca a la sociedad es preguntarse con sinceridad y ofrecer una respuesta. Y no como hasta ahora. Bastante infantilizado está ya el mundo como para infantilizarlo aún más por decreto.