El dueño de los colores

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JORDI PUNTÍ

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Hay una canción de Los Planetas, 'Toxicosmos', que me fascina por su letra. La descripción de un viaje lisérgico, o tal vez el descenso posterior, se concreta una serie de imágenes brillantes, como esta: "Y estallan los sentidos en colores aun por inventar". Recuerdo escucharla y preguntarme si se podían "inventar" nuevos colores, y hace poco descubrí que sí. En el 2015, el Laboratorio Nacional de Física del Reino Unido desarrolló una variante de color negro que es la más opaca que se conoce. Hecha a partir de nanotubos de carbono, esta sustancia absorbe hasta un 99,9 % de la luz visible. Es decir, como no permite matices de luz, tiene todo el aspecto de un agujero negro. Los objetos pintados con este negro desaparecen, parecen un vacío insondable, y dan miedo.

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El nombre comercial de este nuevo negro es Vantablack y, si es conocido, es porque alimenta desde hace meses una polémica en el mundo del arte contemporáneo. Resulta que Anish Kapoor, uno de los escultores actuales con más prestigio, compró los derechos en exclusiva del color Vantablack para usos artísticos. La decisión, arrogante y elitista, enseguida saltó a las redes, con una campaña en Twitter que se llamaba 'comparte el negro'. Detrás de ella había otro artista, Stuart Semple, que colgó una foto de sus dedos teñidos de ese ultranegro, y haciendo la uve de victoria. Días después él mismo patentó una variante del color rosa, dejando claro que los derechos eran libres para todo el mundo, excepto para Anish Kapoor.

Si algo nos cuenta el arte contemporáneo, es que todo se recicla. Hasta el 17 de mayo, la galería Víctor Lope, de Barcelona, expone varias obras del artista Ana Riaño, de su proyecto 'RRSS'. Riaño explora la construcción de la identidad del artista en las redes sociales y lo hace con unos cuadros que reproducen las páginas de Facebook de artistas como Ingres, o Dora Maar. También expone imágenes de la cuenta de Twitter de Stuart Semple y Anish Kapoor. Con este juego irónico e inteligente, Riaño convierte la polémica del color negro en una obra de arte, y de paso se salta las normas sobre el uso de un color u otro. Todo está inventado.