tú y yo somos tres

Doña Blanca y el capullo

Ferran Monegal

Ferran Monegal

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El fichaje de Ángela Molina ya está cuajando en Velvet (A-3 TV). Su papel se dosifica, pero cada vez que entra en escena llena la pantalla. Es una actriz de una personalidad rotunda. Junto a Aitana Sánchez-Gijón (Doña Blanca), se erigen en las dos grandes actrices de esta teleserie. Hablando de Doña Blanca, cabe resaltar el meditable y punzante lance que ocurrió en el episodio de esta semana. Ella sigue interpretando muy bien el papel de severa gobernanta de las costureras, pero por las noches se desmelena y se acuesta con Max, un jovencito que todo lo que tiene de pollastre lo tiene de capullo. Cree, en su imberbe prepotencia juvenil, que Doña Blanca está coladita por él. Y el otro día, cuando estaban en la cama, ella le dice: «Levántate y vete, que yo duermo sola». ¡Ahh! El pimpollo, que no entendía nada, se imaginó que se lo decía porque no había quedado satisfecha. Y se disculpó: «He ido demasiado rápido, lo siento». Entonces Doña Blanca, mirándole como quien mira a un doméstico animalito, le contestó: «Qué tontería. Rápido, lento, la velocidad no tiene importancia. ¿Sabes por qué? Porque tú y yo no vamos a ningún sitio». ¡Ah!  No sé si Max lo habrá entendido. Para ella, él es como aceptar pulpo como animal de compañía.

EVA EN SIBERIA .- Lo pasamos mal el otro día viendo como Eva Hache se esforzaba por arrancar sonrisas entre el mundo futbolístico (La Sexta, Gala de premios de la LFP). La platea estaba llena de estrellas del balón, y Eva, como presentadora, intentaba hacerles pasar un rato divertido a base de comentarios ingeniosos con doble sentido. No lo consiguió. La cámara iba peinando tan colosal y rutilante público, y aquello parecía Siberia. Caras de palo, tiesas, hieráticas e inexpresivas. Podríamos pensar que Eva no tuvo una buena noche, y no acertó en el arte de la ironía y de la risa. Error. Luego salió al escenario Dani Rovira y pasó lo mismo. Y luego Santiago Segura, y las estrellas continuaban como estalactitas. ¡Ah! El sentido del humor de los astros balompédicos esa noche fue inversamente proporcional a la cuantía de sus fortunas.

MARILÓ .- No fue una entrevista lo que le hizo Mariló Montero (Las mañanas de La 1) al esposo de la auxiliar de enfermería Teresa Romero. Fue un sermón. Le conminaba, le exigía, que alabase la gestión de Ana Mato y la de su patético consejero. Quién sabe, quizá Mariló aspira a cargo: jefa de propaganda de la ministra.