El doble abismo del PDECat

Un miedo latente sobrevuela a la nueva CDC: la posibilidad de que se articule una mayoría de izquierdas y soberanista entre ERC y los 'comuns'

Carles Puigdemont y Oriol Junqueras

Carles Puigdemont y Oriol Junqueras / periodico

ROGER PALÀ

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La política catalana ha embarrancado esta Semana Santa en aguas turbulentas. La filtración de las declaraciones del número dos del PDECat, David Bonvehí, en las que decía que la nueva Convergència podría presentar a un candidato autonomista si el 'procés' acababa "en desastre" han hecho explotar una pugna latente en Junts pel Sí. ERC y Convergència se miran de reojo desde hace meses, en un juego del gato y el ratón en que todos desconfían y nadie quiere quedar como el responsable de que el referéndum sea irrealizable ante la presión judicial del Estado.

En un contexto de debilidad electoral y acorralada por el estallido de casos de corrupción, el PDECat tiene ante sí un doble abismo: por un lado, no puede desdecirse de buenas a primeras de sus compromisos soberanistas en el marco del 'procés'. Más si eso supone aventurarse a unas elecciones autonómicas donde las encuestas auguran una derrota segura. Por otra parte, sacar adelante el referéndum contra viento y marea implica exponer gran parte de sus liderazgos potenciales a inhabilitaciones prácticamente seguras. Unos riesgos judiciales que en el PDCat no todo el mundo está dispuesto a asumir.

En el seno del Govern, la responsabilidad de sacar adelante el referéndum recae sobre Oriol Junqueras y ERC. Mientras el PDECat no dé marcha atrás, los republicanos no tienen ninguna otra alternativa que no sea apostar fuerte y hasta el final para realizarlo. Pero ERC tampoco está dispuesta a que su líder se inmole en solitario, más aún cuando existe la sospecha de que no todo el mundo en la nueva CDC tiene el temple de Carles Puigdemont y está dispuesto a ir a por todas. La Conselleria de Interior, básica para la realización del referéndum, recae en un hombre que representa a la CDC de toda la vida, Jordi Jané. En este contexto hay que entender la propuesta del diputado Gabriel Rufián de que sean todos los diputados del grupo parlamentario de Junts pel Sí los que firmen el decreto de convocatoria.

UN ESCENARIO POSIBLE

En el fondo, no obstante, lo que sobrevuela a la nueva Convergència es el miedo latente a que unas elecciones, con o sin referéndum, supongan la emergencia de una nueva mayoría de izquierdas en el Parlament de Catalunya. Una mayoría donde el PSC ya no jugaría un papel determinante, sino que estaría encabezada por ERC y los 'comuns', con el posible apoyo parlamentario externo de la CUP. La emergencia de esta mayoría de izquierdas y soberanista, que podría poner en el centro del debate público tanto la cuestión del derecho a decidir como la articulación de políticas sociales y de regeneración democrática no es ahora mismo un escenario de ciencia ficción.

La posibilidad de que esta alianza llegara a articularse provoca sudor frío al PDECat y a su entorno intelectual. De ahí la fuerza con la que los diferentes altavoces afines a la derecha soberanista han empezado a censurarla. Lo único que podría evitar este escenario con total seguridad sería la reedición del artefacto electoral llamado Junts pel Sí. El eslogan de la coalición de ERC y CDC, sin embargo, era "el voto de tu vida". En singular.