Pequeño observatorio

La discusión escolar anual

JOSEP MARIA Espinàs

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Ees natural que estos días se hable mucho de la enseñanza y que los medios de comunicación recojan las opiniones de padres y maestros. Ha comenzado el curso escolar. No puedo dejar de confesar mi sorpresa: cuando yo era estudiante, el comienzo de curso no era noticia. Era un hecho que se producía de una manera mecánica cada año y que interesaba solo a las familias y a los colegios. Era la prevista y modesta variación de cada año: el niño que había hecho segundo haría tercero, y la niña que había hecho tercero ahora haría cuarto. Así como los chicos, años después, harían el servicio militar, cada otoño se incorporaban al servicio civil escolar.

Cuando yo era niño, no había ningún periódico que dedicara páginas enteras a hablar del nuevo curso y de planteamientos pedagógicos; ni debates en la radio. Ni se entrevistaba a maestros, ni a padres. El comienzo de un nuevo curso no era noticia. Ahora, cuando llega septiembre, se multiplican y se difunden todo tipo de opiniones sobre la enseñanza. Leo propuestas y críticas que provienen de todos los campos, y me entero de que se hacen muchas reuniones para discutir cómo deberá ser la enseñanza este año. Todo esto debe ser necesario, porque parece que la educación es un problema que en mis tiernos años ignorábamos. Hay quien dice: «El problema es que los currículos están cada vez más alejados de los intereses de los jóvenes, que llegan al instituto desmotivados». En mi época no había currículos y no se hablaba de motivación.

Una madre explica que hay alumnos que no tienen mucho interés por el trabajo escolar. Seguro que entre mis jóvenes condiscípulos había algunos que tenían interés, y otros, muy poco, o ninguno. Pero hacían lo que había que hacer. No creo que nosotros fuéramos más inteligentes que los estudiantes de hoy. El Govern ha comunicado que la tasa de fracaso escolar, al final de la primaria, es de un 30%, Esto, realmente, es terrible, y más teniendo en cuenta que el 20% de los alumnos no consigue obtener el graduado escolar.

Me perdonarán que me meta en un terreno, la pedagogía, que no es el mío, pero me cuesta digerir esta explicación que he leído: «Habrá una atención muy individualizada, que durará el tiempo necesario, para que un niño entienda el mecanismo de la multiplicación». ¡Pobres profesores, que deben motivar a los niños para que no se aburran! ¿Y si el problema educativo es que la sociedad ha puesto como ideal preferente el derecho a divertirse?