Discurso con una infanta en el banquillo

Barba cana, mirada precavida, manos recias y bien cuidadas, traje oscuro, corbata bien combinada, silencio en la sala. La luz roja de la cámara y el 'teleprompter' a punto. Al fondo, seguro, la complicidad y el consejo de la esposa que fue periodista. Habla Su Majestad el Rey.

El primer discurso de Navidad de Felipe VI llega seis meses después de que el príncipe sea rey. ¿Qué nos contará? ¿Se atreverá con todo? En este todo se incluye a su hermana Cristina en el banquillo por fraude fiscal (del cuñado, mejor no hablar).

¿Optará por la discreción que singulariza el reinado pese a esa curiosa afición suya a vestirse de capitán general de todos los Ejércitos? ¿Sentirá el mismo orgullo y satisfacción con el que se inflaba su padre cada Nochebuena, 39, incluida la de 1975? ¿Surgirán en el mensaje guiños a Oriol Junqueras, brindis a la estilográfica de Artur Mas o comprensión ante la coleta de Podemos?

Los discursos del Rey no solo los escribe la Zarzuela. Siempre pasan por el rotulador fosforescente y el típex de la Moncloa, gobierne quien gobierne. No esperen sorpresas. Templanza. Cuando la coronación del pasado junio, hubo ilusos convencidos de que el discurso del Monarca de la España plurinacional contendría párrafos en catalán, euskera y gallego. Nunca los hubo. No hizo falta ni el rotulador ni el típex.

Del discurso de mañana se adelantan eufemismos válidos por igual en el compromiso para abordar el paro, el desafío catalán (así le llaman al independentismo) y la corrupción. Frases hechas para «una Monarquía renovada para un tiempo nuevo», dejando que los espectadores pongan el contenido. Como cuando Juan Carlos I afirmó que la justicia era igual para todos y el público entendió que se refería al yerno Urdangarin. ¿Qué advertirá Felipe de su hermana pequeña?

Llega la hora de los 'felipólogos'.

La contundencia de Castro

Ayer, la Zarzuela dijo respetar la «independencia» de la justicia. El eco del comunicado se desvaneció ante la contundencia del juez con la infanta: «Lo que tú defraudas lo pagamos todos». Tamaño titular debería aprovecharlo el nuevo Rey, hacerlo suyo y proclamarlo.