Alcohol y mujeres

Por la boca muere el pez. El presidente del Eurogrupo, el socialdemócrata holandés Jeroen Dijsselbloem, puede perder un cargo tan relevante por un exceso verbal. Esta vez no es una turbia grabación telefónica o un mensaje en Whatsapp. La 'sobrada' vino en una entrevista en un diario alemán: "Los países del sur de Europa gastan el dinero en mujeres y alcohol y luego piden ayuda". ¡Zasca!

Ante el evidente exceso verbal, que podría firmar el propio Donald Trump, caben dos hipótesis. La primera es que se tratara de una metáfora desgraciada, que pretendía aludir a los hechos (ciertos) de que en países como España hay corrupción, aeropuertos sin aviones, autovías con bajísimo tráfico y museos que casi nadie visita, muchos de ellos pagados con fondos europeos. Muy bien, si se trataba de eso, debió disculparse inmediatamente y aclarar su palabras. Pero tardó mucho en hacerlo y su justificación fue de trámite.

Segunda hipótesis (y mucho peor). Dijsselbloem se ha dejado llevar por la ola de populismo y xenonofobia que recorre Europa y Estados Unidos. Una ola que incluye entre sus postulados fundamentales que hay un sur abstracto lleno de vagos y maleantes que roban sus impuestos a un norte laborioso, industrial, austero y, al parecer, abstemio. Esto sería intolerable en un dirigente del neerlandés Partido del Trabajo, que tiene como bandera la solidaridad y la igualdad de oprtunidades.

El caso de Dijsselbloem se complica porque el hombre se encuentra en pleno frenesí para intentar seguir en el Eurogrupo hasta el 2018, aunque deje de ser ministro en su país tras los pésimos resultados de su partido en las últimas elecciones legislativas. El ministro Guindos, que aspiró (¿y aspira?) al cargo, ha sido moderado en su reacción, aunque algunos ven en él el origen de la denuncia. Pero italianos y portugueses piden la dimisión.

TRATADO DE ROMA

Lo triste es que cuando se conmemoran los sesenta años del Tratado de Roma, origen de la Europa unida, todavía haya en el continente dirigentes de partidos de izquierdas que construyen discursos norte-sur nada matizados. Bueno, sí, hay un matiz lamentable: el gasto superfluo siempre es en mujeres.