EL PERIÓDICO, galardonado con el Ortega y Gasset
Diferencias entre el bombero y el periodista
El 'caso Maristas' es un brillante ejercicio profesional sobre los valores sociales del buen periodismo
Joaquín Estefanía
Periodista. Director de 'El País' entre 1988 y 1993.
JOAQUÍN ESTEFANÍA
Varios miembros del premio Ortega y Gasset de Periodismo de Investigación (periodistas y no periodistas) nos lo confesamos en la sesión de votación: parecía que estábamos reviviendo la secuencia argumental de 'Spotlight': exposición, nudo y desenlace. En el año 2002, un reducido equipo de reporteros de la unidad de investigación del 'Boston Globe' destapó los escándalos de pederastia cometidos durante décadas por curas del lugar. La publicación de los hechos –que dio lugar primero a un premio Pulitzer y luego a una estupenda película ganadora de dos Oscar– sacudió a la Iglesia católica mientras que la archidiócesis de Boston hacía esfuerzos ímprobos para ocultarla.
Pero ahora no era en la lejana Massachusetts sino en la inmediata Catalunya. Las analogías parecían evidentes. Por parte de los implicados, décadas de silencio (al menos 30 años); muchos protagonistas (40 víctimas y una docena de acusados); otra estrategia de ocultación, en este caso por parte de los hermanos maristas; y el mismo debate social que en EEUU: ¿son acontecimientos aislados o reflejan alguna enfermedad social más profunda?
La pederastia incorpora un conflicto de poder en el que una de las partes es muy débil y la otra, la dominante, la que abusa. No me resisto a reproducir las preguntas que, según el director de EL PERIÓDICO DE CATALUNYA, trataron de responder los reportajes premiados, como guion argumental de los trabajos: ¿fue un caso aislado?, ¿hubo más víctimas de abusos sexuales que por miedo callaron y ahora están dispuestos a delatar a los depredadores?, ¿hizo algo la dirección de la escuela al conocer los hechos?, ¿se encubrió a este y otros pederastas por parte de la orden religiosa?, ¿funcionaron los protocolos de prevención de la Generalitat?, ¿qué papel jugó la Administración tratándose de centros concertados?, ¿está diseñado el Código Penal para facilitar la denuncia de los depredadores?
TENACIDAD Y SEGUIMIENTO
Por parte del equipo de reporteros que siguió el 'caso Maristas', el hueso del perro: tenacidad y seguimiento, con el ánimo de hacer de un hilo muy fino una maraña, si así lo merecía el asunto (¡qué buenos periodistas: dejaron escasos interrogantes!); el horror cotidiano en sus investigaciones (violaciones, masturbaciones, felaciones..., de adultos a menores); y también la complicidad de su redacción y su dirección profesional en un ejemplo de trabajo colectivo. La única forma de ejercer el buen periodismo consiste en dar la voz a las víctimas y a los acusados, y como corolario, servir a la sociedad.
En medio de la marabunta en la que están inmersos los medios de comunicación y los periodistas, arrollados por la crisis económica y la revolución tecnológica que ha supuesto internet, de vez en cuando conviene pararse y volver al principio. El 'caso Maristas' nos proporciona la ocasión. Hace ya casi dos décadas que David Randall publicó 'El periodista universal', libro en el que, sin solemnidades, nos recordó que la ética de nuestro oficio debe concebirse como un conjunto de maneras prudentes de actuar.
Entre ellas, algunas que vienen al pelo: los periodistas solo deben estar al servicio de su periódico y de sus lectores; toda información debe ser una busca honesta de la verdad (aunque vaya en contra de nuestras más arraigadas convicciones); no someter las informaciones a la aprobación ni al veto de ninguna persona ajena al medio; no servirse del poder de la prensa para emitir amenazas u obtener beneficios; no extraer información a la gente mediante engaños; no inventar ni mejorar las informaciones; corregir sistemáticamente los errores (el periodismo es el primer borrador de la historia)… Este manual nos enseña que el buen profesional debe ser como el niño del cuento de Hans Christian Andersen sobre el traje nuevo del emperador, que dice cosas que no se les han ocurrido a nadie o que nadie se atreve a decir.
AVISO A MEDIANOCHE
La serie de trabajos y el seguimiento del 'caso Maristas' por parte de los reporteros de EL PERIÓDICO DE CATALUNYA actualiza la definición del oficio de periodista que hizo algún periodista americano de cuyo nombre no me acuerdo: cuando recibe un aviso a medianoche, un bombero solo tiene que ponerse los pantalones y apagar las llamas; un periodista debe explicar a sus lectores quién provocó el incendio y por qué.
En opinión del jurado de los Ortega eso es lo que hicieron los reporteros de este diario. Nos hicieron ver el telón de fondo. Todos los días nos flagelamos sobre la situación de nuestro oficio. Hagamos hoy una excepción: enhorabuena, compañeros.
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