Los sábados, ciencia

Diez hechos insólitos sobre el cáncer

El conocimiento de los tumores ha aumentado mucho entre la población no especializada

MANEL ESTELLER

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Se habla mucho del cáncer por muchos motivos, entre ellos la elevada frecuencia de la enfermedad y la todavía baja supervivencia en ciertos casos. Pero el conocimiento sobre esta patología ha aumentado mucho en la población no especializada, que usa ya expresiones como «metástasis», «tenía los receptores positivos» o «miraron el gen y descartaron que fuera hereditario». Es decir, empezamos como sociedad a reconocer los rasgos comunes de esta enfermedad. Pero hoy quiero mencionar diez hechos insólitos de ella que quizá servirán para abrir nuevas puertas en su investigación.

1. No todos los tejidos del cuerpo humano tienen el mismo riesgo de tener cáncer. Los tres más frecuentes, excluyendo el de piel no-melanoma, son los de pulmón, colon y mama. Y en la otra punta del espectro tenemos aquellos órganos que casi nunca desarrollan un tumor maligno: el corazón, el intestino delgado y las neuronas del cerebro. ¿Por qué?

2. Hay muchos factores ambientales (radiación) y tóxicos (tabaco, alcohol) asociados al riesgo de desarrollar cáncer, pero también puede deberse a virus: papiloma (cabeza y cuello, cuello de útero, anal), hepatitis B (hígado), Epstein-Barr (linfoma, nasofaríngeo)... De hecho, hubo un momento en la historia de la investigación oncológica en el que se creía que todos los tumores humanos eran causados por virus.

3. ¿Sabía usted que hay un cáncer que se transmite por la mordedura? Se trata de un tumor que afecta al diablo de Tasmania, aquel animal que conocimos por los dibujos animados de la Warner Bros. y que está acabando con esta especie.

4. La historia natural de los tumores dejados sin tratamiento es ir creciendo, proliferando, diseminándose e ir acabando con su huésped, que somos nosotros mismos. Pero hay un subtipo especial de neuroblastoma (tumor infantil) que es capaz de regresar. Si pudiéramos aprender por qué pasa esto y aplicarlo a otros casos...

5. Las guerras son malas por definición, ya que representan el fracaso del diálogo. Pero en la primera guerra mundial, un agente químico que se lanzaba para matar soldados se descubrió que también bajaba el número de linfocitos, y fue el primer fármaco efectivo contra la leucemia. Y de él derivó toda la quimioterapia clásica. De un mal se saca un bien.

6. Para estimular el consumo de tabaco, hace muchos años había anuncios que decían que fumar ayudaba a abrir las vías respiratorias: «Inspira fuerte el cigarrillo y verás como se te llenan los pulmones». Hoy sabemos no solo que el tabaco provoca uno de cada tres cánceres en el mundo (pulmón, cabeza y cuello, vejiga), sino que también provoca una disminución de la función respiratoria (enfermedad pulmonar obstructiva crónica y enfisema).

7. Hay tumores que al médico se le pueden escapar porque de entrada no piensa en ellos. Hemos tenido recientemente un caso de metástasis  en un hombre y nuestro diagnóstico molecular fue que provenía de un cáncer de mama. Y así fue. Es decir, aunque es muy infrecuente, los hombres también tienen un tejido mamario en el que puede aparecer un cáncer de pecho.

8. Además del cáncer y las enfermedades cardiovasculares, las patologías neurodegenerativas son la otra gran plaga en la salud de los países desarrollados. Y lo que es curioso es que algunos datos sugieren que el alzhéimer parece proteger del riesgo de cáncer, y viceversa. ¿Es así? ¿Cuál sería la explicación?

9. El primer gen mutado en cáncer fue encontrado en 1983. El primer gen alterado epigenéticamente, en 1995, doce años más tarde. El primer fármaco contra una alteración genética fue descubierto en 1998. El primer fármaco epigenético aprobado para su uso en pacientes, en el 2004, seis años más tarde. Debemos ser todos más rápidos.

10. Y por último, recuerden una figura que era infrecuente cuando yo comenzaba: el superviviente. Hoy en día nos cruzamos con ellos por la calle y no sabemos que superaron un cáncer. Cada año hay un 2% más. Debemos hacerlo aún mejor.

Recuerden los investigadores que a veces las excepciones, las cosas raras, los casos infrecuentes, nos dan pistas para entender los mecanismos generales de las enfermedades más comunes. Como decía aquel: «No sigas necesariamente el dogma, sigue y analiza detenidamente los datos». Es el método científico que tan bueno ha sido para todos. Y recuerden los gestores y políticos la necesidad no solo de financiar la investigación que nos puede dar un resultado inmediato (traslacional), sino la que describe los procesos íntimos de las células (básica), que  nos puede dar mejores herramientas diagnósticas y de tratamiento futuro. De ambas, por suerte, tenemos en nuestro país. 

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