Al contrataque

Diálogos

Mientras hay quien todavía cree que España está atascada por la aritmética, en realidad el colapso viene por la falta de diálogo de verdad

Sánchez, en rueda de prensa en el Congreso tras su encuentro con el Rey, el pasado viernes.

Sánchez, en rueda de prensa en el Congreso tras su encuentro con el Rey, el pasado viernes.

ERNEST FOLCH

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Pedro, soy Mariano: reconozco que en Valencia no hemos tenido un partido sino una organización criminal organizada, por eso te ofrezco el reconocimiento pleno de nuestras culpas y un compromiso por escrito que nos obligará a devolver el dinero que hemos saqueado.

Pablo, soy Pedro: tienes razón, nuestros barones no quieren lo mismo que nuestras bases, que quieren algo muy parecido a lo que tú quieres, y a pesar de que tu propuesta de referéndum es la única solución para resolver a la vez el problema de España y Catalunya no podré admitir nunca que tienes razón porque en caso de hacerlo me quedaría sin partido.

Albert, soy Pablo: es cierto, fue un error inmenso hablar de cargos antes que de ideas desde un partido en el que precisamente siempre hemos pedido lo contrario.

Pedro, soy Albert: a pesar de lo que digo en público, mi resultado electoral no da para nada más que algún postureo y media rueda de prensa; supongo que ya has visto que soy extremadamente tibio con la corrupción en Valencia, pero es que el acuerdo con el PP es mi única opción de supervivencia para evitar unas elecciones generales donde probablemente volvería a ser un partido irrelevante.

Pedro, soy Pablo: te admito que en realidad nuestro sueño no es formar un Gobierno de izquierdas sino que haya elecciones para quedarnos en la oposición y destrozaros definitivamente en la siguiente legislatura.

Mariano, soy Pedro: reconozco que es mucho mejor mirar cómo los otros intentan formar Gobierno que ser tú el que lo intentas, sobre todo cuando no hay aritmética posible a menos que cedamos en algo tan imposible de ceder como es el referéndum.

PROBLEMA DE CULTURA POLÍTICA

Es casi seguro que ninguno de estos diálogos se ha producido, aunque es probable que hayan existido en la mente de nuestros protagonistas. Porque mientras hay quien todavía cree que España está atascada por la aritmética, en realidad el colapso viene por la falta de diálogo: no del diálogo formal y vacuo que se finge que se quiere pero que nunca se intenta, sino del de verdad, del diálogo hoy utópico donde se hace autocrítica, se escucha, se cede y se concede la razón al rival cuando la tiene.

No, en España no hay hoy ningún problema de sumas y restas sino de cultura política. Todos estos inicios de rondas de conversaciones, intentos de recabar apoyos y otros términos que han invadido súbitamente a la opinión pública no son más que la expresión de una gran impotencia: la incapacidad suprema de pactar y ponerse de acuerdo.

Cuando se deje de tratar a los que quieren un referéndum como si fueran animales exóticos, cuando reconocer las culpas no sea una humillación sino un triunfo y cuando se esté dispuesto a admitir los problemas y no a esconderlos, entonces sí, entonces la aritmética empezará a salir. Dejen de mirar la calculadora y observen mejor dentro de sí mismos.