EL DEBATE DEL TRANVIA POR LA DIAGONAL

Diagonal 'colauconvergente'

¿Llegará a ser un hecho el tranvia por la Diagonal? Depende de la política. Si la alcaldesa no esconde que se trata de un proyecto 'colauvergente', los de Xavier Trias no tendrán otro remedio que votar a favor

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XAVIER BRU DE SALA

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Tal vez sea uno de los que más ha insistido a lo largo de los años contra el tranvía por el tramo estrechado de la Diagonal, que es el central. Si es demasiado caro que pase justo por debajo, lo suyo si no fuera que tocar las cloacas es tabú, pues bus eléctrico. O mejor todavía el tranvía sin conductor y sin raíles que ya corre por la China. Pero está claro: de Macià hacia arriba y de Glòries hacia abajo habemus raíles, y si se trata de conectar, raíles tendremos para rato.

Desautorizados por la propia Ada Colau quines pataleaban a favor del tranvía con furor ideológico cuando comisionó al 'exconseller' de Obras Públicas de CDC Pere Macias, su solución sorprende por la audacia y la simplicidad. Fuera coches de la ratonera del tramo central (hay que que ser, y disculpad, algo zoquete para conducir por allí de día). Reparto del magnífico espacio ganado entre lo nuevo y lo antiguo. La modernísima autovía para las grandes perjudicadas de la 'reforma Trias', las bicis y los mil trastitos de transporte individual portátil que ya habrían inundado el mercado si tuvieran por donde pasar. Y eso tan retro del tranvía que, puesto así, aún nos acabará enamorando. Por el centro de la Diagonal, en vez de atasco perpetuo, convivencia pacífica de gente a pie, bicis y asimilados y tranvía. Las fantásticas aceras de Xavier Trias no se tocan y mantienen los nueve metros. Los estrechos laterales para los coches, más o menos como ahora, porque son imprescindibles. Un cambio radical pero con argumentos tan sólidos que<strong> incluso el amigo Acebillo</strong> los encuentra para defenderlo a pesar de que está en contra.

¿Llegará a ser un hecho? Depende de la política. Si la alcaldesa no esconde que se trata de un proyecto 'colauvergente', los de Xavier Trias no tendrán otro remedio que votar a favor. Y si contamos que Alfred Bosch es un pragmático de izquierdas, ya podrán decir misa los socialistas de Collboni: si no aplauden a rabiar el tranvía por la Diagonal es por la frustración, porque se estrellaron con aquel famoso y fatídico referéndum.