Pequeño observatorio

Es el día de volver a empezar

JOSEP MARIA ESPINÀS

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Seguro que hay tantas maneras de leer el diario como maneras de ver una película o de caminar. Un diario se puede leer por orden riguroso de páginas. De la primera a la última. Naturalmente, no es obligado leerlo íntegramente, se pueden pasar las hojas cuando el lector se encuentra con temas que no le interesan. Aunque, a veces, un titular puede capturar la atención.

Después de mis vacaciones de artículo, hoy vuelvo a vivir esta columna de EL PERIÓDICO. Como el lector habitual de este diario ya sabe, mi columna no es de mármol, como las que sostienen los magníficos templos romanos. Es una estrecha pincelada vertical que al día siguiente será tapada por otra pincelada.

Pienso en aquella canción -de Cole Porter, creo- que comienza así: «'Begin the Beguine'...» Si no me equivoco se tradujo al castellano de una manera absurda: «Volver a empezar». Yo pienso que sería más fiel cantar «comienza el beguine», porque el beguine es una danza.

En cualquier caso, yo reinicio hoy el baile de los artículos y el lector decidirá si me acompaña o no. Y si lo hace, con qué fidelidad. Porque es cierto que un artículo debe valer por sí mismo, pero también se puede decir que un artículo tras otro van tejiendo una manera de mirar el mundo. La excepcionalidad siempre es un riesgo, puede jugar a favor o en contra. El lector habitual, en cambio, va construyendo al articulista.

Todos hacemos lo mismo en la vida cotidiana. Practicamos la continuidad de gestos y palabras, y esta continuidad es la que nos da confianza. He vuelto al artículo diario con la satisfacción de quien vuelve a casa. Sabiendo que me puedo mover a mi manera. Yo tiendo a desconfiar de quien dice que ha tenido una gran idea. Tal es la desconfianza propia de quien sabe, por experiencia, que no puede pasar, cada día, de una pequeña idea. Que servirá, tal vez, para acompañar un momento al lector. O que quemará, probablemente, en la voraz hoguera del tiempo.