Devolvednos nuestra dignidad
Enric Hernàndez
Director
Director de EL PERIÓDICO desde el 2010 y licenciado en Ciencias de la Información por la Universitat Autònoma de Barcelona. En 1998 se incorporó al diario como redactor jefe de Política en Madrid. Un año más tarde, asumió la jefatura de la delegación y, en el 2006, fue nombrado subdirector. También trabajó en 'El País' como director adjunto y en el diario 'Avui', donde inició su carrera profesional.
ENRIC HERNÀNDEZ
Para sufragar la abnegada e indispensable misión que desarrollan en las regiones más devastadas del planeta, las oenegés y la Iglesia han jugado a fondo la carta de la concienciación social: cuanta más (mala) conciencia tuviéramos los pobladores del Primer Mundo sobre lo que acontece allá en el patio trasero, mayor sería la contribución para paliar los males de nuestros desdichados congéneres. Ese auxilio se ha canalizado mediante la tarea de los voluntarios, a tiempo parcial o a jornada completa, de las (menguantes) ayudas públicas al desarrollo y, sobre todo, de las aportaciones privadas, tan útiles para financiar programas sociales como para aplacar remordimientos individuales.
La multinacional de la solidaridad amplifica sus mensajes apoyándose en 'celebrities' cuya popularidad en las redes sociales brinda a las campañas una difusión global impensable años atrás. Pero a menudo la comunicación masiva paga el peaje de la superficialidad, empañando la nobleza del fin perseguido.
El pasado verano, los famosos se desafiaron en las redes a «mojarse por el ELA»: se grababan en vídeo tirándose baldes de agua fría por la cabeza y decían realizar donativos para combatir la enfermedad degenerativa. Pero el fenómeno viral del #IceBucketChallenge fue un fiasco económico: la recaudación en España apenas superó los 140.000 euros.
Parar el genocidio en Nigeria
Bajo idéntica etiqueta solidaria se enmarcó #Bringbackourgirls, la campaña viral dinamizada por Michelle Obamacampaña viral Michelle Obama para exigir a los terroristas de Boko Haram que liberasen a las más de 200 niñas nigerianas secuestradas, sexualmente esclavizadas o empleadas como carne de cañón. Un año después, las niñas y mujeres raptadas en Nigeria no son ya 200, sino 2.000, y 800.000 los pequeños sin hogar.
Hora es ya de hacer el recuento no de impactos en las redes sociales, sino en la realidad. ¿Qué han hecho en todo este tiempo los líderes mundiales para liberar a esas niñas y para parar el genocidio en Nigeria? Aún está a tiempo Michelle de iniciar otra campaña, esta dirigida a su esposo y demás gobernantes: #Bringbackourdignity. Devolvednos nuestra dignidad.
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