La rueda

Despreciarlos como al tonto útil

NACHO CORREDOR

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El PSC se comprometió hace meses con la celebración de una consulta para decidir sobre el sujeto de soberanía en Catalunya. Primero, lo hicieron a través de su programa electoral. Más tarde, en el Congreso de los Diputados lo defendieron y rompieron por primera vez la disciplina de voto en relación al PSOE. Días después presentaron en el Parlament de Catalunya el mismo texto que votaron en Madrid y consiguieron sumar el voto de 104 diputados, hasta hoy la votación sobre la consulta que cuenta con más apoyos.

Entre tanto, no se sumaron al Pacte Nacional pel Dret a Decidir, con el pretexto de que se está preconfigurando institucionalmente el resultado de una posible consulta, aunque se sumaron a la comisión parlamentaria que trabaja para hacerla. Por último, la semana pasada apoyaron el texto que Joan Rigol presentó con el objetivo de sumar amplias mayorías -y especialmente los votos del PSC- para forzar su celebración. Sin embargo, horas después y sin avisar a un partido al que el Govern sabe que necesita -por sus lazos políticos con quien todavía hoy quieren negociar, por lo que representa socialmente e incluso por una lógica de aritmética parlamentaria-, ERC y CIU decidieron presentar otra moción sobre el tema sin si quiera avisarlos. Es decir, tras todos los esfuerzos, acaban por tratar al PSC como si fuera el tonto útil. Les necesitan, pero les desprecian.

Si CiU quiere y sabe que necesita el apoyo del PSC para hacer la consulta e incluso para gestionar el día después en caso de que no pueda celebrarse en el 2014, la estrategia parece arriesgada. Más aún cuando UDC, ICV y el PSC podrían estar empezando a impulsar su propia agenda, al margen de ERC y CDC, con unas formas y ritmos diferentes, pero con un compromiso democrático y un apoyo social que algunos se atreven a despreciar.