La rueda

Despedidas de soltero de los alcaldes

Con listas abiertas y partidos permeables quizá no se fragmentaría tanto el mapa municipal

SAÜL GORDILLO

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Los políticos son los únicos ciudadanos que pueden legislar sobre asuntos que les afectan. Pueden aprobar leyes electorales --o no, como sucede en Catalunya-- que regulan el proceso de votación y la representación en parlamentos y ayuntamientos. Estos días algunos ciudadanos observan cómo los políticos incumplen o pervierten sus propias normativas electorales a las puertas de las municipales del 24 de mayo. Alcaldes que inauguran lo ininaugurable y que abusan del cargo y de los recursos públicos a su alcance con fines claramente electoralistas. Es un abuso que no llega al extremo del malgasto de dinero del #RitaLeaks de la alcaldesa de Valencia, pero que también supone un mal uso de lo público en beneficio partidista o personalista.

Algunos de estos candidatos a la reelección viven una despedida de soltero sin control a pocos días de un matrimonio que todas las encuestas apuntan que les será insoportable. Los mismos partidos que históricamente han dado la espalda a las listas abiertas pueden sufrir ahora las pesadas incomodidades de un sistema que, en parte por el contexto político pero también por la rigidez de las candidaturas cerradas y controladas por los aparatos, se caracterizará por la fragmentación municipal con el riesgo de ingobernabilidad en muchos consistorios. Dicho de otra manera, si las listas fueran abiertas y los partidos más permeables quizá no se daría un mapa local tan atomizado. Los grandes partidos no han sido sinceros con las listas abiertas en los municipios y ahora los electores podrán dar un mandato en esta dirección. De momento, asistamos con estupor a la barra libre de algunos alcaldes. Tiempo tendremos de observar quién les dará el analgésico para que se les pase la resaca. Pagando nosotros, claro.