MIRADOR

Desorientar al electorado

La inmensa mayoría de españoles votarán sin saber qué harán los políticos con su voto

Sánchez y Rajoy se preparan para el debate a cuatro, el pasado lunes.

Sánchez y Rajoy se preparan para el debate a cuatro, el pasado lunes. / periodico

XAVIER BRU DE SALA

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Como si las variaciones anunciadas para el 26-J fueran minucias, los partidos insisten en los mismos posicionamientos que los han llevado al fracaso. Incluso algunos medios con gran audiencia ya empiezan a exhibir el fantasma de la tercera vuelta para presionarse mutuamente. “Si no bajas del burro, si no me das la razón, si no me das tu apoyo, nos encontraremos otra vez en las urnas”. Y a ver quién aguanta más. Parece imposible, es muy probable que sea falso, pero la dureza de los planteamientos políticos que convocan este fantasma son una pésima noticia. Quedan seis días de campaña y ya se sabe que en la recta final es obligado acelerar y está prohibido rectificar. La desorientación del electorado está servida.

Llegaremos pues a las urnas en completa ausencia de preacuerdos viables y con unos posicionamientos de los partidos casi calcados a los anteriores. El PP, que le dejen gobernar como ganador. Pedro Sánchez, que los demás le hagan presidente ya que suma con C’s. Rivera, que volverá a la alianza insuficiente con los socialistas si no es a cambio del suicidio político de Rajoy (cosa que ayudaría pero tampoco garantizaría el apoyo de los socialistas a la derecha). Mientras tanto, Pablo Iglesias vuelve a levantar en solitario la bandera de la coalición de izquierdas de la cual reniegan casi todos los socialistas. Para cerrar el círculo vicioso, Rajoy se aferra al argumento del ganador intocable.

Con toda probabilidad, empezaremos por una entente entre PSOE y C’s. Aunque alcancen menos el anterior tendrán más que ninguna otra alianza. Se trata de una maniobra de naufragio probado pero esto no impide reeditarla. Las dos novedades anunciadas, el 'sorpasso' de Podemos y el bajón socialista, no significan nada. Cuando no hay mayorías o coaliciones claras, los mensajes del electorado son papel mojado que los políticos se pasan por donde les place.

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En democracia, la política absorbe las tensiones de la sociedad y las traslada a un terreno donde se resuelven con menos dificultades. Si fuera todo, ser político estaría muy bien valorado. Lástima de la tendencia irrefrenable del poder a abusar de las posiciones de dominio. Lástima, en ocasiones como la de hoy en España, que la política incremente las tensiones de la sociedad en vez de reducirlas. ¿Por qué? Les importa el poder, tan solo el poder, nada más que el poder.

La inmensa mayoría de españoles votarán sin saber qué harán los políticos con su voto. O mejor dicho pero mucho peor, sabiendo que repetirán actitudes que no conducen a nada, si no es a las mutuas acusaciones de impedir que se pueda formar el gobierno que cada cual prefiere. Los dos únicos mensajes nítidos son que Rajoy no renunciará y que el PSOE no pactará ni con PP ni con Podemos. Si los dos fueran verdad, elecciones en diciembre.