Deseos y realidades

Carles Puigdemont, durante un acto en Barcelona del Partit Demòcrata Europeu Català.

Carles Puigdemont, durante un acto en Barcelona del Partit Demòcrata Europeu Català. / periodico

JOSÉ A. SOROLLA

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El último sondeo del GESOP radiografía de nuevo la Catalunya del empate. En las grandes alternativas, los catalanes siguen prácticamente empatados: en el sentimiento independentista o no independentista y en la aceptación o no de un referéndum unilateral. Después, al desmenuzar las opiniones, el empate en las cuestiones sustanciales se traduce en división: entre los independentistas y los no independentistas, entre los jóvenes con más estudios y los mayores menos formados y entre la Catalunya rural y la Catalunya urbana. Independentismo, juventud, nivel de preparación y ruralismo coinciden a grandes rasgos en el mismo bando.

 Habría que distinguir también entre los deseos y las realidades, entre lo que los ciudadanos querrían que ocurriera y lo que creen que pasará. Por ejemplo, aunque casi la mitad de la población (48,9%) asegura que votaría 'sí' a la independencia en un referéndum, frente a un 40,3% que se opondría, solo el 18% cree que el 'procés' acabará en la independencia. Ni siquiera entre los que se declaran independentistas es mayoritaria esta fe: lo cree un 37,2%, pero un 37,5% estima que al final se alcanzará un acuerdo con el Gobierno de España con un mayor nivel de autogobierno para Catalunya.

A nivel general, el final acordado se impone por gran mayoría (un 44,3% frente al citado 18% que cree en la independencia y a un 27,6% que considera que se abandonará el 'procés').Tanto el acuerdo como el abandono crecen cinco puntos respecto de la encuesta previa a las elecciones del 27-S del 2015, de lo que se podría deducir que el año transcurrido es un año perdido para el independentismo y más si se tiene en cuenta que el 'sí' en el referéndum (48,9%) solo es un punto mayor que los votos de Junts pel Sí y la CUP (47,8%) en las últimas elecciones.

Ahora bien, el acuerdo se ve como el final del proceso, pero en la actualidad la mayoría es pesimista sobre que la 'operación diálogo' acabe en un pacto (el 65% no lo cree mientras que solo el 32,6% confía en ello). Siete de cada 10 –algo menos entre los independentistas- opinan que el Govern debería aceptar una oferta de diálogo del Gobierno de Mariano Rajoy. Y la mitad de los catalanes (49,6%) está a favor del referéndum, sea acordado o unilateral, pero la otra mitad se opone (un 35% solo acepta la consulta pactada y un 13,8% no la admite en ningún caso, lo que da un 48,8% de oposición a la consulta ilegal).

En cuanto a la judicialización de la política, el consenso sobre los grandes principios se quiebra ante las actuaciones concretas. La abrumadora mayoría entiende que los políticos han de cumplir la ley estén o no de acuerdo con ella (82%) y que el respeto a la ley es la base de la democracia (71,4%), pero un 56,4% (contra un 40,6%) considera que en España no hay democracia si no se permite un referéndum en Catalunya. Que juzgar a un político por consultar a los ciudadanos es un atentado a la democracia, como se ha afirmado en los casos derivados del 9-N, solo lo cree un 46,4% (frente a un 48,4%). Eso no obsta para que una amplia mayoría rechace que se juzgue a Artur Mas (65,4%).