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Derechos sociales o tapas identitarias

JOAQUIM COLL

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De vacaciones en Asturias, me llamó positivamente la atención que los sindicatos del principado, donde gobierna el PSOE pero en minoría, exigieran consenso político para evitar la prórroga de los presupuestos. El líder ugetista Justo Rodríguez alertaba de los riesgos de un escenario así para atender las necesidades sociales y llevar a cabo las medidas suscritas en el acuerdo entre el Gobierno asturiano, los empresarios y los sindicatos. Inmediatamente pensé en Catalunya, donde tanto UGT como CCOO están en otra onda, capturados por la lógica soberanista. Fíjense que aquí, las direcciones de esos sindicatos, en lugar de exigir a ERC la elaboración de unos nuevos presupuestos para el 2015 que eviten los recortes lineales que comporta toda prórroga y lograr, por tanto, el aumento en determinadas partidas de contenido social, se apuntan alegremente a la manifestación promovida por la ANC y Òmnium. Y lo hacen de la peor forma: autoengañándose o engañándonos. Dicen que irán, no porque sean independentistas, sino para criticar los recortes y exigir, apúntense la extraña fórmula, el derecho a decidir social. El problema es que en ninguno de los siete puntos del manifiesto que convoca la Vía Catalana se habla de nada de eso. Ni una palabra. La V de la Diada no tiene contenido social. En cambio, el texto pide reiteradamente el voto para el sí-sí en la consulta del 9-N. O sea, que los líderes sindicales José Luís Alvárez y Joan Carles Gallego serán contados lógicamente como independentistas. Pero, ¿a quién pretenden engañar?

Lo mismo le ocurrirá a Joan Herrera, que también ha anunciado su asistencia, aunque se sigue declarando federalista. Y se rumorea que los socialistas Núria Parlon y Àngel Ros están deshojando la margarita porque quieren manifestar allí que están a favor de una consulta. Como ha escrito el profesor Francesc Trillas, miembro de Federalistes d'Esquerres, es muy difícil «querer decidir de la manera que conviene a los soberanistas, y a la vez ser partidario de una arquitectura federal, que cuesta imaginar se pueda alcanzar alentando consultas que nos dividen». Para la izquierda, la movilización sobre criterios identitarios es jugar con fuego.

Mientras, algo tan importante como son los presupuestos no interesa, ni al Govern ni al partido de la oposición que le apoya. Seguimos esperando que Oriol Junqueras justifique por qué consiente con el anuncio de una prórroga presupuestaria que inevitablemente es injusta con las partidas más sociales. O por qué los sindicatos catalanes, en lugar de exigir lo que hacen sus colegas asturianos, prefieren ir de manifestación con los que pretenden encuadernar los derechos sociales en tapas identitarias.