Su Alteza, protesto

MIQUEL CARRILLO

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Su Alteza, le escribo estas líneas porque, a estas alturas, no creo que nadie se digne o se atreva a escribirle por el asunto de las expulsiones de Marruecos de activistas que apoyaban la comunidad LGTB. Nadie de los que son alguien, sabe a lo que me refiero, con los que usted despacha, hace negocios, se besa, come y departe y, al fin y al cabo, mira a su misma altura y considera de su misma condición. A los que son alguien no les manda usted la policía secreta, los mete en un barco con lo puesto y los deporta al país desde el que nunca debieron salir rumbo a su reino. A los y las demás, lo sabemos de sobra, nos puede ocurrir. Su país es suyo, para eso es rey, ¿qué sentido tendría sino? Usted y los suyos deciden cómo y quién vive en su país, quién es un indeseable y quién no tiene derecho a besarle la mano como súbdito. Usted decide cuándo salen las pateras para presionar a Europa y hay que mirar para otro lado, y cuándo toca convertirse en el peor de los carceleros. Cuándo toca hacer una manifestación y cuándo no conviene publicar ciertas informaciones, ¿a quién le importará lo que usted gaste, tenga, reparta o invierta, si se lo dio Alá?

Los derechos humanos están muy bien, pero ser homosexual, hasta ahí podríamos llegar. Y lo que ya es intolerable es que vengan de fuera a defender a esa pandilla de desviados y descarriadas, incluso a desnudarse frente a sus monumentos. A la calle todos. Le escribía por eso, porque no creo que nadie, de sus alguien, vaya a protestar. 'Tenemos que proteger nuestras relaciones comerciales', es la respuesta que hemos oído. Y eso sí es sagrado. Por no hablar de terrorismo o migración, no hace falta sacar los ases de la baraja por un caso de tan poca monta. Homosexuales y lesbianas en Marruecos, ¿a quién le importa eso?

Su Alteza, no mande más ujieres de palacio al buzón real, no espere sentado ante su teléfono rojo ni espere palomas desde el otro lado del estrecho, no va a llegar ningún mensaje de protesta. La misma embajada que expidió el pasaporte de la activista expulsada semanas atrás, se tragó el bulo y le reprochaba haberlo falsificado. Desde luego, hay que reconocer que sus servicios de información y propaganda son eficientes proporcionando coartadas a su estimado público.

A ese público, que hizo de la defensa de los derechos humanos el eje de su cooperación y de su política internacional, al menos sobre el papel, habría que preguntarle qué pensaba que era e implicaba eso en realidad. Si creían que los derechos reproductivos, sexuales, ambientales y de cualquier tipo se iban a ganar de un plumazo en lugares como su país, sin tener conflictos reales y sin tener que dar la cara y tensar la cuerda, en consecuencia con lo que se está defendiendo, apoyando el trabajo que llevan a cabo las organizaciones de la sociedad civil a las que siempre piden coordinación. Si de verdad creen que es mejor comerciar con la paz que impone una buena policía política como la suya, o si los 60 millones de refugiados que tenemos hoy en día no han salido, al fin y al cabo, por mirar a otro lado ante la violación de derechos y la perpetuación de tiranos y atropellos de todo tipo.

Pregúntelo, Su Alteza, por favor, en la próxima cumbre que tengan, con la confianza y afecto que ustedes, los alguien, se procesan. Los y las nadie me temo que seguiremos viajando a su tierra y dando nuestra mano a todas aquellas personas que se quieran liberar de su magnánimo y omnipresente reino, sin tener que huir a ningún lugar. Para que algún día, su reino y todos los demás, solo estén en los cuentos y en los libros de historia, y no haya que escribir más cartas como esta.