La clave

Derechos a la derecha

ENRIC HERNÀNDEZ

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El primer gran triunfo político de José María Aznar, en los lejanos 90, no fue derrotar por la mínima a González, ni enderezar la situación económica, ni siquiera lograr que España cumpliera los requisitos para acceder al euro. Su gran mérito, sin el cual todos los éxitos posteriores hubieran sido inconcebibles, fue pacificar a la derecha española, finiquitar las guerras intestinas que desde la transición devoraban a la familia conservadora y lograr que a la diestra del Partido Popular todo fuera terreno yermo.

Reconvertir la posfranquista Alianza Popular (AP) en lo más parecido a la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) de la Segunda República permitió a Aznar conquistar la Moncloa, pactar con los nacionalismos catalán y vasco sin que nadie le chistara, enviar a sus emisarios a negociar con ETA en Zúrich, acercar a un centenar largo de presos a Euskadi... En suma, a pilotar un giro centrista del PP que en el 2000 lo catapultó hasta la mayoría absoluta. El uso que hizo luego de la misma ya es otro cantar.

Rajoy (el mismo que acusó al presidente Zapatero de «traicionar a los muertos» y de «revigorizar a una ETA moribunda»; el mismo que recogió firmas contra el Estatut y luego lo trituró en el Constitucional) lo dejó plantado María San Gil en el 2008 por su supuesta tibieza con los nacionalistas. Pero los viejos fantasmas de la derecha no descansan: increpan al PP por acatar el fallo europeo sobre los presos de ETA y por no enviar los tanques a Catalunya, pese al no a todo que Rajoy ha espetado al soberanismo. Quienes con subvenciones, escaños y otras bicocas medraron a la sombra del PP ahora acampan a su derecha para robarle los votos y marcarle el paso.

Vox, martillo extremista

Con vistas a unas europeas propicias para el voto de castigo, Vox nace como refugio del tránsfuga Vidal-Quadras, consuelo de la caverna mediática y martillo extremista contra Rajoy. Un reto ante el que los populares tienen dos opciones: mantener la calma y centrar su discurso --que falta les haría-- o perder los nervios y radicalizar el mensaje para abortar de raíz cualquier competencia. Visto lo visto, se irán derechitos a la derecha. Al tiempo.