MIRADOR

En democracia no hay elecciones plebiscitarias

JOAQUIM COLL

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El soberanismo es hábil inventando nuevos términos que no existen en ningún otro lugar, tampoco en aquellas democracias que solemos poner como ejemplo de ser las más avanzadas. Tras el confusoderecho a decidir,parece que ahora toca el concepto deelecciones plebiscitarias.Según el informe que ayer libró el Consell de Transició Nacional aArtur Mas,ante la imposibilidad jurídica de organizar una consulta de secesión, dificultad conocida de antemano por cualquiera que se haya leído con atención la Constitución y el Estatut, la alternativa sería convocar otras elecciones que tendrían ahora la categoría de «plebiscitarias».

Pues bien, hay que decirlo alto y claro: tal cosa no existe en democracia. Como anteayer recordaba el politólogo y regidor socialista en el Ayuntamiento de BarcelonaGabriel Colomé,«hay que ir con mucho cuidado con conceptos que crean confusión»: en las democracias liberales se celebran únicamente elecciones pluralistas. Más aún, precisó para quien quiera entenderlo: «Las plebiscitarias se hicieron en la Alemania de los años 30». Esta alusión velada al nazismo sentó fatal al republicanoJordi Portabella,seguramente porque es un argumento tan hiriente como irrefutable.

En general, no me gustan los paralelismos históricos, porque cada situación es nueva, pero la velocidad y el ansia con las que cabalga el secesionismo en pos de su sueño amenaza con hacer un gran estropicio a la democracia y a nuestro Estado de derecho. En realidad, haya o no accidente insurreccional, el daño ya está hecho, pues la fractura social entorno a este tema es palpable.

Maurice Duverger,todo un clásico de la ciencia política, enInstituciones políticas y Derecho constitucional(1970), dice que «las elecciones plebiscitarias se desarrollan en condiciones muy diferentes a las de las democracias liberales». Bajo regímenes populistas o autoritarios, los ciudadanos ratifican el candidato oficial u otorgan su adhesión a una determinada política. Cuidado, pues, con usar conceptos que remiten a escenarios poco democráticos y con acciones que buscan crear un clima de opinión unánime. ¿Recuerdan que hace unas semanas elconsellerFrancesc Homshabló de impulsar un «registro de adhesiones»? LuegoMasle corrigió, pero la intención queda. Cuando elpresidentva por Europa, lo del derecho a decidir genera muchas reticencias, aunque los medios afines al Govern se esfuerzan en ocultarlo. Pues bien, el anuncio de unas elecciones plebiscitarias causaría en Bruselas enorme estupor.

Y ya que hablamos de Barcelona, si el jefe de filas del PSC tiene que ceder el testigo aColoméy ausentarse del pleno para no votar otra vez diferente de sus compañeros en esta relevante cuestión, ¿qué sentido tiene que siga siendo el líder del grupo?