La clave

Del 'Brexit' al 'Goodbye, Scotland'

ENRIC HERNÀNDEZ

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La victoria electoral de David Cameron, de insospechada holgura, rescata su liderazgo al frente de los conservadores al precio de sembrar la incertidumbre sobre la integridad de la Unión Europea (UE) y del propio Reino Unido. A las turbulencias que sacuden el lento y accidentado proceso de construcción de la UE se suma la amenaza de un referéndum sobre la pertenencia de Gran Bretaña que, se celebre o no en el 2017, bloqueará todo avance en la senda hacia la integración política y económica de la Europa de los Veintiocho. Y en Escocia, barridos los 'tories' desde la era Thatcher y ahora el Labour a manos de los nacionalistas del SNP, emerge una renovada mayoría social proindependentista.

'Brexit', acrónimo de 'british exit (salida británica), es el nuevo palabro de moda en las cancilleras europeas. Porque, junto a la buena marcha de la economía, Cameron ha cimentado su mayoría absoluta sobre la promesa de renegociar la posición británica en la UE y someterla a consulta: o menos Europa, o adiós a Europa. Aislado tras perder todos los pulsos con sus socios comunitarios, el primer ministro goza ahora de un sólido mandato democrático para resarcirse. La frágil Europa que lidera la rígida Angela Merkel podrá demorar el conflicto, pero no rehuirlo.

El fantasma de la ruptura con la UE agudizará también las tensiones entre Londres y la europeísta Escocia, transformada en latifundio del reforzado SNP, a la sazón tercer grupo en Westminster. Electoralmente, los escoceses se han independizado ya del Reino Unido, tras renunciar (por la mínima) a hacerlo jurídicamente. Pero con las nuevas generaciones abrazadas al independentismo, si Londres no cumple con Escocia o huye de la UE un nuevo referéndum caerá como fruta madura. Del 'Brexit' al 'Goodbye, Scotland'.

¿El Cameron español?

Entretanto, en la Moncloa fantasean ya con un Rajoy campeón de la recuperación económica y reencarnado en el Cameron español cara a las próximas generales. Olvidan que las urnas también han validado la gallardía del 'premier' británico, que tras autorizar (y ganar) la consulta escocesa proclamó: «Soy un apasionado del Reino Unido, pero también soy un demócrata.»