En pos de la felicidad

La degustación de la existencia

La vida es el proceso de vivir la vida, no una carrera en pos de metas épicas o ambiciosas

RAMON FOLCH

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Conocí al filósofo Joan Manuel del Pozo cuando era conseller de Educació i Universitats. Después lo descubrí como pensador. Ahora acabo de leer un artículo suyo sobre la felicidad. Diferencia la felicitas de los clásicos (el bienestar material) y la beatitudo (el placer de la bondad) de la plena felicidad, paz de espíritu o bienaventuranza, que es la eudaimonía de los griegos. Solemos confundirlas, lo que nos causa un enorme desconcierto: quien vive bien (felix) o es bueno (beatus) no es necesariamente feliz (eudaimon).

Del Pozo sostiene que la felicidad es argonáutica, reside en la aceptación y degustación del camino. Estoy de acuerdo. La llegada pone fin al camino placentero. La gracia no está en que el partido termine, ni que sea victoriosamente, sino en jugarlo. Muchos solo piensan en el triunfo (felicitas) o en los elogios por el buen juego (beatitudo). Johan Cruyff recomendaba a sus jugadores que disfrutaran del encuentro (eudaimonía). Tal vez por ello acababan ganando y convenciendo...

Con los años, todo ello resulta pura evidencia. Te percatas de que la vida es el proceso de vivir la vida, no una carrera en pos de metas épicas o ambiciosas. El objetivo no es el día de mañana, sino el día de hoy, sin el cual el día de mañana no llegará a existir. Cuanto menos vida te queda por delante, más valoras la que tienes bajo los pies. Ser feliz uno mismo, además, es condición previa para hacer felices a los demás.

El placer de los gestos cotidianos y el rescate de los valores básicos son fuente segura de felicidad. No de la felicitas materialista, la pseudofelicidad posesiva de la sociedad de consumo, sino de un apacible bienestar. Lo importante es el camino y una cierta parsimonia para poder degustarlo. La sociedad de la prisa y del presente hipotecado no lleva a ninguna parte, pero al parecer la mayoría sufre el síndrome del conejo apresurado de Alicia en el país de las maravillas. He aquí una reflexión filosófica y, por ende, existencial. O sea, política. Y navideña...