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El 'telegrama DUI' y las elecciones del 20-D

JOAN TAPIA

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Para la gran mayoría de la sociedad española, el telegrama de la DUI (declaración unilateral de independencia) ha supuesto un mazazo (no del todo inesperado) que implica una grave crisis institucional. La separación de una parte del Estado no es bien acogida en ninguna latitud y en España el cantonalismo y el separatismo son uno de los demonios familiares tradicionales. Y el 'telegrama DUI' llega tras unas elecciones que se convocaron como plebiscitarias y en las que las tesis independentistas sacaron un 48,7% de los votos.

Resumo una síntesis de la lectura española: no nos gusta que se rompa España; la separación nos restará peso en la UE y en el mundo; unos partidos que han ganado las elecciones por el sistema electoral interpretan que han triunfado en un plebiscito, lo que es falso e indica poco respeto a la democracia, y encima la ruptura se quiere hacer unilateralmente y sin negociación. El verbalmente incontinente ministro Margallo exagera este estado de ánimo con su exabrupto: "Cuando uno se encuentra una sublevación, se sofoca".

No todos estos argumentos son ciertos, pero es así como mayoritariamente se ve en España un telegrama que puede tener la consecuencia contraria a lo pretendido: fortalecer y radicalizar un nacionalismo español alérgico a la pluralidad. Y no es lo que conviene ni al catalanismo, ni al nacionalismo catalán ni al independentismo. Salvo que se comulgue con aquello de cuanto peor, mejor. Cuanto más se radicalice el Estado español, más se desprestigiará y debilitará y más dividendos sacará el independentismo. Es un planteamiento aventurista que linda en la irresponsabilidad. Y es lo que han hecho con precipitación CDC y ERC. Y con una sola motivación: hacerse simpáticos a la CUP.

Hay un Madrid que compara la DUI con los atentados de marzo del 2004. No hay muertos, es menos aparatoso y no es una amenaza del terrorismo islámico, pero es algo que puede ser más letal contra el Estado porque la desmembración de España sería algo permanente y no una gran desgracia puntual. Esta reacción puede ser interesada y desproporcionada, pero es consecuencia de un mal cálculo catalán que obedece a intereses partidistas e incluso personales. La consecuencia a corto plazo va a ser la radicalización del nacionalismo español. Y puede ayudar al PP a ganar las elecciones.

Ante una crisis de Estado los ciudadanos que no la provocan acostumbran a buscar la protección gubernamental. Y Rajoy aquí no ha hecho como Aznar en el 2004, cuando utilizó los atentados en beneficio del PP atribuyendo la autoría a ETA y tratando de ningunear -o atacar- al PSOE y a sus enemigos. Aquí Rajoy ha convocado al líder de la oposición, a los dos partidos emergentes, a Izquierda Unida…, y ha hablado de una respuesta prudente y proporcionada. Y cuando ante una crisis un presidente intenta unir, acostumbra a salir beneficiado.

El 'telegrama DUI' favorecerá a corto plazo al PP y puede perjudicar a los partidos más sensibles a la realidad catalana. Contribuye a que Rajoy se erija en defensor de una España amenazada y a que no tenga que rendir cuentas de que durante su mandato el independentismo ha pasado del 28% al 48,7%. Los independentistas, quizá agradecidos, pueden ayudar ahora a su reelección.