"Declaración de intenciones"

Es un buen síntoma que no vaya a mayores la crisis entre CDC y ERC por la "declaración de independencia". Hace falta más pragmatismo que soflamas

El President de la Generalitat, Carles Puigdemont, junto a Oriol Junqueras, Neus Munté y Raül Romeva, en el Ple del Parlament

El President de la Generalitat, Carles Puigdemont, junto a Oriol Junqueras, Neus Munté y Raül Romeva, en el Ple del Parlament / periodico

ENRIC HERNÀNDEZ

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Compás de espera en la política catalana. Tiempo muerto hasta que el monte de Madrid alumbre una mayoría de izquierdas, una alianza contranatura PP-Ciudadanos-PSOE o nuevas elecciones. Las secuelas del toma y daca entre CDC y la CUP que liquidó la presidencia de Artur Mas y el cambio de interlocutores en Catalunya puede modular la agenda soberanista, siempre que el nuevo inquilino de la Moncloa sustituya el inmovilismo por el diálogo. Mientras tal incógnita no se despeja, la prudencia aconseja que el Govern de Carles Puigdemont evite precipitaciones y se ahorre pasos en falso. 

Así se viene expresando el nuevo 'president', que conjuga la firmeza en su apuesta independentista con un espíritu dialogante y una saludable flexibilidad acerca de los plazos de la llamada 'desconexión'. Frente a los apóstoles del 'ara o mai', contribuyó a serenar los ánimos que Puigdemont reconociera que el mandato del 27-S es insuficiente para fundar un nuevo estado, y también que los soberanistas renunciasen a dotar de facultades legislativas la comisón parlamentaria del proceso constituyente.

Marta Rovira (ERC) ha roto este guion al blandir el programa de Junts pel Sí para defender, en abierta contradicción con Puigdemont, que en el plazo máximo de 18 meses, y antes de convocar unas "elecciones constituyentes", deberá aprobarse una "declaración de independencia". El primer roce del Govern bipartito a cuenta de la hoja de ruta hacia la independencia lo ha zanjado Neus Munté con un nuevo concepto a agregar a la ya pródiga nomenclatura 'procesista': lo que se producirá antes del fin de la legislatura, según la 'consellera' convergente, es una mera "declaración de intenciones". La unilateralidad, al parecer, ha devenido tabú.

La ruta o la brújula

Sin prejuzgar cómo puede una autonomía convocar las elecciones constituyentes de un estado sin ser aún un estado, constituye sin duda un buen síntoma que esta crisis interna no haya ido a mayores. Que el aterrizaje en la realidad no sea traumático requerirá de mucho pragmatismo y pocas soflamas. El Govern, en todo caso, debería aclarar si su hoja de ruta ha variado o si navega con alguna brújula.