La clave

Debate a tres en Ferraz

Todo el país está pendiente de si las siglas del puño y la rosa son o no alternativa a la desgastada derecha de Rajoy

Pedro Sánchez y Susana Díaz, en marzo del 2015 durante un mitin en Vicar (Almería).

Pedro Sánchez y Susana Díaz, en marzo del 2015 durante un mitin en Vicar (Almería). / periodico

JUANCHO DUMALL

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El debate de los tres candidatos a la secretaría general del PSOE promete emociones fuertes. Llega en la última semana de la campaña y cuando el enfrentamiento, especialmente entre los partidarios de Susana Díaz y los de Pedro Sánchez, se ha enconado hasta niveles nunca vistos en procesos internos de primarias.

Las candidaturas han pactado que el debate esté articulado en tres bloques (político, socioeconómico y modelo de partido) y es más que previsible que sobre él planearán aspectos como la relación con Podemos, la abstención en la investidura de Rajoy y el desafío soberanista catalán, que es donde podrán verse las diferencias reales entre los tres.

Pedro Sánchez llega al debate encarando las posturas más izquierdistas. Su «no es no» a Rajoy es su principal activo, agrandado por los nuevos escándalos de corrupción en el PP. Su punto débil son las rectificaciones que ha ido haciendo en los últimas días sobre una posible unidad de acción con el partido de Pablo Iglesias, luego desmentida, y sobre la consideración de Catalunya como nación, reducida luego al plano cultural.

Algunos comentaristas pensaron que Susana Díaz llegaría a esta fase final de la campaña con todo el pescado vendido. Pero la igualdad en los avales logrados por la presidenta andaluza y los de Sánchez ha abierto mucho el panorama. No solo hay partido, sino que puede haber batacazo de la gran favorita. Por eso el debate a tres es muy importante para Díaz. Es el momento de salirse de las generalidades con las que suele adornar sus intervenciones públicas y mostrar un proyecto para el PSOE diferenciado del de Sánchez.

A GARROTAZOS

Finalmente, Patxi López tiene la posibilidad real de que si hay, como es previsible, un enfrentamiento a garrotazos entre sus dos adversarios, él pueda presentarse ante la militancia como el hombre bueno, garantía de unidad en el partido ante la lucha fratricida de susanistas y sanchistas.

Los candidatos se dirigirán a los militantes, pero saben que todo el país está pendiente de si las siglas del puño y la rosa son o no alternativa a la desgastada derecha de Rajoy.