tú y yo somos tres

De las cenizas a las rejas

FERRAN MONEGAL

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En un solo programa, y de una sola tacada, han conseguido oficiar un doble responso. Han simultaneado las cenizas de Cayetana con las rejas de la Pantoja. ¡Ah! En el arte del acompañamiento fúnebre, los del Deluxe (T-5) son unos maestros. Comenzaron contraponiendo las imágenes de ambos sucesos. Primero el féretro de la duquesa («no importa la vida que hayan llevado los muertos: ¡siempre salen a hombros!», decía con sarcasmo Enrique Jardiel Poncela), e inmediatamente después nos colocaron la estampa de la Pantoja -imagen virada en blanco y negro para sobrecogernos más- entrando en Alcalá de Guadaíra, penal de mujeres. Sobre el féretro de Cayetana, llevado por sus familiares y fieles, el Deluxe escogió un detalle musical: aquella sevillana que popularizó Bambino y que dice: «Se me va / lo que tanto tiempo yo he querido tanto / ¡se me va!». Sobre la Pantoja entrando en el penal, eligieron otro tema: aquella desgarradora saeta clásica que inmortalizaron La Niña de la AlfalfaTomás Pavón y Manuel Centeno, esta vez en la angustiada versión de Salako Tamajón: «Ahí, ahí, ahí presente lo tenéis / le escupen, le abofetean / y la sangre le chorrea por su carita divina». ¡Ahh! Consiguieron un contraste demoledor: a la difunta duquesa le pusieron la alegría de la copla sevillana y, a la cautiva tonadillera, el tormento del calvario del Señor. Tremendo.

Con este preámbulo musical no era difícil sospechar qué melodía entonarían los acompañantes del cortejo, allí presentes. Sobre Cayetana abundó el halago y la lisonja. Sobre sus maridos fue otra cosa. Decía Jimmy Giménez-Arnau«Su segundo marido, Aguirre, fue el peor. Nunca fue capaz de reconocer que era homosexual y, además, escribía versos asquerosos». Y María Patiño añadió: «Alfonso Díez una vez se me presentó en el AVE. Parecía un caballero medieval. ¡Hablaba en verso!». O sea que el viudo Díez, duque consorte por poco tiempo, recibió ternura y  reconocimiento.

Con la Pantoja fue Mila Ximénez la más guerrera. Decía: «Me niego a que su ingreso en prisión se dé como si fuera una señora en fase terminal. Es una delincuente y está donde tiene que estar». ¡Ahh! Chelo García-Cortés y Raquel Bollo, como era de esperar, se retorcían de dolor.

Curioso ejercicio televisivo. Han  metido en la misma cazuela las cenizas de la duquesa y las rejas carcelarias de  la tonadillera. Les ha salido un show entre pavoroso y folclórico.