De Ferrante a Knausgaard

Los libros de los dos autores me han causado dosis de aburrimiento similares

JORDI PUNTÍ

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Los editores norteamericanos traducen muy poca narrativa, poco más del 3% de los libros publicados, por eso resulta notable que hoy dos de los novelistas con más renombre sean europeos. Últimamente en las cenas o fiestas de Nueva York donde hay gente lectora, siempre aparece la pregunta: ¿Alguien ha leído a Knausgaard? ¿Habéis leído a Elena Ferrante? El debate está servido y a menudo se crean dos bandos.

Karl Ove Knausgaard se ha hecho famoso por una novela en seis volúmenes, Mi lucha -se acaba de traducir el cuarto, Dancing in the Dark-. Ferrante ha publicado seis novelas, pero desdobla la última, La amiga brillante, en cuatro -también se ha traducido la cuarta al inglés, The story of the lost child-. Más allá de la afición a las entregas, no pueden ser más distintos en apariencia. Knausgaard se novela a sí mismo y esa exposición personal es parte del juego literario. Elena Ferrante es un pseudónimo y no sé sabe quién hay detrás. Knausgaard es proustiano, dicen sus admiradores, y Ferrante revive el neorrealismo de posguerra.

Son distintos en apariencia, digo. Porque hace poco he leído el primer volumen de ambos y, aunque la temática sea distante, me ha parecido que los dos escriben con una prolijidad y una lentitud similares. Knausgaard te obliga a leer decenas de páginas monótonas, con una descripción abrasiva de la cotidianidad, para ofrecer de vez en cuando una reflexión profunda. La narradora de Ferrante agota el lujo de la descripción; cada detalle de su infancia y adolescencia en un barrio de Nápoles, en los años 50, parece esencial para entender en su relación con Lila, la protagonista.

No sé qué idea se harán los americanos de la literatura europea actual con esos autores. Quizá crean que no existe la elipsis. Sea como sea, cuando me quejo de que ambos libros me han causado dosis similares de aburrimiento, sus defensores me dan dos respuestas: 1. «Los pasajes aburridos son como la vida misma y te preparan para los buenos momentos de más tarde». 2. «El segundo volumen es mucho mejor, ya lo verás».