Geometría variable

El curso que empieza 2. Catalunya se mueve

JOAN TAPIA

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El curso empieza diferente en Catalunya que en España porque aquí Artur Mas ha modulado su rauxa proconsulta. El martes, un diario soberanista titulaba sobre el encuentro del president con 250 altos cargos del Govern: «Mas traslada que la consulta al 2014 no tiene marcha atrás». Pero de lo que el dijo el lunes a los altos cargos y ayer a una solícita Mònica Terribas se desprende algo bastante diferente. Resumiendo, Mas dijo, sí, que la consulta era un avión que había iniciado el despegue y que no tenía marcha atrás.

Pero añadió cosas. Una, que la consulta solo se haría si era legal, lo que exige el acuerdo con Madrid. Es lo que repetían Josep Antoni Duran Lleida y Pere Navarro y eran tildados casi de botiflers. Dos, que las elecciones plebiscitarias podrían sustituir a la consulta pero que solo se harían al final de la legislatura, en el 2016 (contra lo pactado con ERC). Y a los altos cargos les añadió «nosotros mandamos en el calendario». Tercero, las elecciones serán en el 2016 por la crisis y porque hay que hacer las cosas bien y con prudencia. Cuarto, en el 2016 el Gobierno de Madrid será más débil porque no tendrá mayoría absoluta. Los dos últimos puntos son de sentido común y lo extraño es que Mas se haya dado cuenta de esto el pasado agosto. El president hizo, pues, una rectificación parcial (para ser amables), o enmascarada (para no serlo), de lo que él mismo y el agitprop de CDC han vendido prepotentemente (y mirando como gusanos a los incrédulos) en los últimos meses. Pero rectificar es de sabios, como dice un dicho castellano. Aplauso pues a la modulación que ayer hizo un como siempre formalmente impecable y convincente Artur Mas. Ha entendido que no puede hacerse el milhomes e ir contra los viejos estados europeos y el seny económico. Menos aún, sin un duro en la caja y con encuestas muy poco concluyentes. Y que de la deriva populista solo sacaba dividendos Oriol Junqueras, que viste más chirucaire y no tiene un conseller de Economia de Harvard, que sabe que quien al cielo escupe, en la cara le cae.

Si sigue por ahí, habrá que apoyarle, aunque no se comparta su estación final. Pero la marcha atrás puede ser un via crucis. Mas tiene tiempo hasta el 2016 y manda en CDC, que -pese al desvarío- es un partido de orden. Pero Junqueras es otra cosa y ha hecho de profeta

-él no concibe que la consulta se pierda- de la independencia exprés. Y las gentes patriotas y honestas que se han ilusionado con el mensaje de los apóstoles del president de que Catalunya podría ser un nuevo estado europeo en el 300º aniversario de 1714 se sentirán legítimamente frustradas (por ser correcto).

Yendo a la realpolitik, Mas se precipitó tontamente al pactar con ERC la consulta en el 2014 (con poder de veto de Junqueras sobre la fecha), y al generar unas expectativas de libros de caballerías. Pero quizás tampoco acierta ahora al anunciar su plan B antes de tener atados y bien atados los presupuestos del 2014. A no ser que piense que, en último extremo, el PP y el PSC se pueden abstener porque ni a Mariano Rajoy ni a Pere Navarro les interesan unas anticipadas catalanes en un clima tórrido y con gran crispación. A 100 grados el agua deviene vapor.