La salida de Londres de la UE

Cuestión de piernas

Los medios británicos partidarios del 'brexit' duro, junto con una cuadrilla de políticos irresponsables, han creado una corrosiva atmósfera de división

portada del  diario daily mail

portada del diario daily mail / periodico

OLGA MERINO

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El diario Daily Mail, el segundo periódico más leído del Reino Unido, salió el martes a la calle con una portada bochornosa, donde aparecía una foto de la primera ministra británica, Theresa May, y la ministra principal de Escocia, Nicola Sturgeon, al lado de un titular que más o menos podría traducirse así: A nadie le importa el ‘brexit’, ¡quién tiene las mejores piernas! O sea, en un momento crucial en que la unidad y el futuro del país están en las manos de ambas políticas, el rotativo centra el interés en sus extremidades inferiores, y solo porque son mujeres. ¡Magnífico! Este es el nivel de lo que viene cociéndose en una Inglaterra cada vez más insular.

Dejando aparte el sexismo descorazonador que la portada rezuma, la chanza del Daily Mail –nacionalista, euroescéptico y xenófobo– se quedaría en eso, en otra anécdota, si no fuera por la altísima responsabilidad que ha tenido, junto con otros tabloides británicos, en pavimentar de mentiras y distorsiones el camino hacia la salida de la Unión Europa; venga echar leña al fuego del divorcio y ahora resulta que never mind, que da igual.

ATMÓSFERA CORROSIVA

Los medios de comunicación partidarios del brexit duro, junto con una cuadrilla de políticos irresponsables, han creado una atmósfera de enfrentamiento y división tan corrosiva que la primera ministra, obligada a parecer una segunda Thatcher, no se ha atrevido a desafiarlos; ella, que al principio quería permanecer en Europa, se convirtió luego en Theresa Maybe («tal vez», en un juego de palabras con su apellido) y ahora apuesta por un adiós malcarado, de portazo y amenazas.

Tras el fiasco del referéndum sobre el brexit, podría haber llegado el momento del diálogo, de contemporizar, de que Londres hubiese presionado a la UE de otra manera para forzar las tan necesarias reformas. Pero no. Políticos y medios siguen ocultando las consecuencias de un viaje hacia lo desconocido que se reduce, en efecto, a una cuestión de extremidades inferiores: miles de ciudadanos sentados en el filo del abismo con las piernas colgando.