Pequeño observatorio

El cuerpo está programado para sobrevivir

Incluso tras la muerte las células trabajan mientras sigan teniendo energía y oxígeno

Eduard Punset

Eduard Punset / Albert Bertran

JOSEP MARIA ESPINÀS

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¿Cuál es la persona que ha vivido más años? Se puede tener la prudencia de matizar: persona conocida, por si existiera algún caso en algún rincón de mundo. De todos modos, es improbable, porque hoy ya se ha explorado la vida en el planeta. En un suplemento de EL PERIÓDICO, Eduard Punset explica que Jeanne Calment, que murió en Arlés, Francia, en 1997, aún es hoy la persona más longeva conocida. Murió a los 122 años y cinco meses.

Hace tiempo, cuando hacía entrevistas en televisión, hice una, de casi una hora, a un singular personaje mallorquín. Era un zapatero de oficio y un lector minucioso del diario cada día. Era un excelente conversador. Un día supe que había muerto. A los 114 años.

El récord de vejez prolongada parece que continuará progresando. La longevidad se va alargando, al menos en los controles que se hacen en sociedades avanzadas. El científico Tom Kirkwood, dice Punset, reveló lo que considera probado: el cuerpo no está programado para morir, como se ha creído siempre. Dice que el cuerpo humano está programado para sobrevivir. Es una afirmación que me ha producido un gran impacto, como supongo que lo producirá también a los lectores. El científico que ha hecho esta afirmación no es un cualquiera. Entre otras cosas, es asesor del Comité de Ciencia y Tecnología de la Cámara de los Lores. Ha estudiado el comportamiento de los mecanismos genéticos y no genéticos implicados en el envejecimiento.

Punset recoge una reflexión muy clara y muy interesante. Dice que las células trabajan para que el cuerpo humano, y el de cualquier animal, nunca dejen de hacer sus funciones vitales. Incluso tras el fallecimiento de una persona las células continúan trabajando, y lo hacen mientras sus reservas de energía y oxígeno lo permitan. Si no fuera así, extraer, por ejemplo, un órgano vivo para trasplantarlo a otro ser vivo humano sería imposible.