Cuatro partidos, cuatro crisis

¿Qué es mejor para el PSOE, un Rajoy tocado o un líder emergente?

Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias, justo antes del debate a cuatro.

Mariano Rajoy, Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias, justo antes del debate a cuatro. / JLR

XAVIER BRU DE SALA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Ya va siendo hora de fijarse en los partidos. Si existiera una escala sobre los desastres en los partidos políticos similar a la de los vendavales, los temporales o los terremotos, Ciudadanos, no Podemos, obtendría la puntuación más alta, 9 sobre 10, con peligro de derrumbarse a cámara lenta. Pero los otros tres no quedan muy atrás. Podemos y el PSOE, vapuleos de 8 y 7 grados, con daños estructurales quizás irreversibles. El menos tocado es el PP. No llega al 7 pero resulta que los desperfectos más importantes se sitúan en el castillo de popa, en concreto en la cabina y la persona del capitán.

No han liquidado a Rajoy como pretendían todos, pero para ser investido deberá aceptar las condiciones de sus enemigos (tratándose de políticos, y más si son españoles, la palabra rival es un eufemismo ridículo). Le apretarán las tuercas de lo lindo. Ya que no la han podido abatir de entrada, intentaran tumbarlo a hachazos, a dos años vista, pero el árbol se ha endurecido, el tronco está fosilizado, las ramas dispone de mucha fruta para repartir, tanto a la luz como en secreto. Y el poder dispone de muchos recursos para intimidar, como ya sabe todo el mundo. Creen que sin él tendrán más espacio. Tal vez caerán en la cuenta, no a favor de él sino de su supervivencia, que un líder nuevo en el PP, y más aún si fuera una lideressa con maneras de tecnócrata autoritaria, podría fortalecer las opciones populares de dejar atrás la ciénaga donde chapotean y ganar votos. ¿Qué es mejor para el PSOE, un Rajoy tocado o un líder emergente?

La crisis socialista es territorial y metafísica. Territorial, porque no pueden sobrevivir sin los votos de Andalucía, administrados por la superbaronesa Díaz. Por poco que se distraigan, el PSOE se convertirá en una sucursal de la nueva sede central, teletransportada de Ferraz a Sevilla. Crisis metafísica, porque es muy poco creíble pretender apoderar del discurso de izquierdas cuando estás empapado de centro hasta los tuétanos.

El huracán particular del 26-J ha dejado a Podemos con quilla al sol. Solo le queda la impostura, pero sus electores son los más desconfiados y por lo tanto los menos manipulables, de manera que un nuevo 15-M es incluso más probable que el 'sorpasso'.

Ciudadanos puede desaparecer tan deprisa cómo ha emergido. Este almacén temporal de votos populares no tiene estructura ni poder territorial. Rivera y los suyos no están preparados para resistir la adversidad. Se presentaron voluntarios para un ensayo de laboratorio sobre los ‘listos útiles’, que había tenido mucho de éxito con ratones. Ahora solo los queda exigir pastel antes de dispersarse en desbandada. ¿Puestos a ser reabsorbidos, qué tal un par de ministerios a cambio de maquillaje anticorrupción?

Cuatro partidos, cuatro crisis. Después se quejarán si sube la abstención.