¿'Crematorio' o gran plató?

El PSOE debe elegir entre un partido imputado o uno que abusa del espectáculo

NEUS TOMÀS / BARCELONA

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El PP es el primer partido de la democracia que ha sido imputado por un caso de corrupción. Hasta el 2012, los partidos y sindicatos no podían ser considerados como responsables penales de los delitos que cometiesen sus responsables. Pero con la reforma del Código Penal esto cambió y el de Mariano Rajoy tiene el dudoso honor de ser el primero en estrenarse. El líder popular, que “todavía” no tiene apoyos suficientes para seguir como presidente, confía en que la presión de los lobis económicos, mediáticos, y sobre todo, la de algunos dirigentes del PSOE logren descabalgar a Pedro Sánchez. Entre los barones socialistas contrarios a un acuerdo con  Podemos está el presidente valenciano, Ximo Puig, quien, contradicciones de la política, es presidente gracias a un acuerdo con Compromís y una parte de los votos de Podemos. Mayor paradoja es que Puig rechace un acuerdo de izquierdas (y la alternativa solo puede ser un pacto PP-PSOE-Ciudadanos o ir a elecciones), mientras en su comunidad se escribe un nuevo episodio digno de la serie ‘Crematorio’, con la policía deteniendo a Alfonso Rus en una nueva redada contra la presunta financiación ilegal del PP.

¿Qué quieren Felipe GonzálezAlfredo Pérez RubalcabaJosé Luis Rodríguez Zapatero o Susana Díaz? ¿Su propósito es sacrificar al secretario general del PSOE porque, por ejemplo, no les gusta que critique la reforma del artículo 135 de la Constitución que socialistas y populares pactaron para ahogarnos a todos un poquito más? ¿Cuál es su alternativa? ¿Un acuerdo del PP y el PSOE sin Rajoy ni Sánchez?¿Arriesgarse a ir a unas elecciones cuyo resultado sea similar o peor para el nuevo candidato/a? ¿Cavar un poquito más la tumba del PSOE?                                                                                                                                                                                                                                                    

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Otra cosa es que los socialistas tienen razón cuando lamentan que Podemos concibe demasiadas veces la política como un gran plató. Su uso y abuso de los medios (si se dejan) es cansino y las formas tapan a menudo el fondo. Les gusta el espectáculo y sus métodos se parecen en demasía a los de la “casta” que tanto denostan. Y en Catalunya, viendo el espectáculo del grupo en el Parlament,   existen dudas razonables de si el ‘colauismo’ podrá articular una alternativa de izquierdas creíble. En todo caso, nadie duda de que su discurso contra la corrupción es nítido y que su apuesta por políticas más equitativas ha tenido recompensa en las urnas. Por cierto, cada vez que algún gurú económico avisa de que con un Ejecutivo de izquierdas España no acatará los deberes que le impone Bruselas, habría que recordar que llevamos ocho años sin cumplir el déficit. PSOE, Podemos e incluso C’s piden algo razonable: alargar los plazos para no tener que asumir de golpe el recorte de 8.000 millones que la Comisión Europea exige para el 2016.