El coste por persona de los abusos y engaños

SALVADOR SABRIÀ

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La familia Pérez Pons está de mala suerte. Las demandas de algunos particulares que no estaban de acuerdo con la forma cómo les estaban cobrando la hipoteca los bancos o los descubrimientos en Estados Unidos que hay unos coches que emiten muchos más gases contaminantes que los que declaraban y estaban permitidos han afectado a sus finanzas personales. Les ha sucedido aquello del refrán que dice «ojos que no ven, corazón que no siente». Ahora ven, y no solo su corazón siente, sino que acumulan una rabia considerable.

La familia Pérez Pons, que está al día de sus impuestos, que ha confiado siempre en la buena voluntad y la garantía de buen hacer de las grandes corporaciones, ha hecho números y ha visto que está pagando mucho más de lo que le toca por su hipoteca, porque en su momento aceptó, prácticamente sin ser consciente de sus consecuencias, unas llamadas cláusulas suelo que eran la contrapartida de otras cláusulas techo. Estas le aseguraban que nunca pagaría por encima de un 12% aunque el índice de referencia Euríbor superase este umbral, y, a cambio, la familia se comprometía a no pagar por menos del 3% por mucho que bajase el citado indicador. Lo firmó todo, sin darse cuenta de que el Euríbor nunca ha llegado al 5% (ver la información de la Asociación Hipotecaria Española), mientras que a los pocos meses de aceptar la hipoteca ya estaba por debajo del 2% y ahora está en el 0,20%.

El nombre de la familia en cuestión es inventado, pero las cifras son reales y sus consecuencias son que para una hipoteca de 175.000 euros a la que le quedan 25 años para pagar, con un diferencial del 1,5% (de los más altos) y una cláusula suelo del 3% (de las más bajas) el resultado es que está pagando unos 2.600 euros más al año que sin suelo. Algunos banqueros dicen que los Pérez Pons han tenido la suerte de disfrutar del techo, pero es difícil saber a quién se refieren ya que la mayoría de estas cláusulas empezaban a tener efecto a partir del 12%, y este porcentaje no lo ha alcanzado nunca el Euríbor.

Solo les faltaba a los Pérez Pons saber que su Volkswagen diésel que compraron con una potencia de 150 caballos, posiblemente perderá mucha porque su motor es uno de los trucados para disimular las emisiones de NOX. Cuando se lo adapten tirará mucho menos y además gastará más. La diferencia entre el modelo que compraron y el de menor potencia es de más de 1.600 euros y es muy posible que si la marca no les compensa por ello se decidan a litigar.

Pobre familia, con lo feliz que era sin saber como le estaban tomando el pelo con cláusulas decretadas abusivas por los tribunales y conduciendo un coche ecológico que en realidad es súpercontaminante.