MI HERMOSA LAVANDERÍA

Cosas que me interesan (y otras que nada)

Cosas que me interesan (y otras nada)

Cosas que me interesan (y otras nada) / periodico

ISABEL COIXET

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A mí, como me imagino que a muchos de ustedes, me interesan un montón de cosas. Otras no. Nada. No hay manera. Abro un periódico y, después de tirar las páginas de deportes y economía (juntas, más de la mitad de cualquier diario del mundo) me voy directamente a lo que me importa: política, cultura, sociedad. Y aun en esas páginas hay nombres y temas que me provocan el bostezo. Por poner un ejemplo: otro artículo más consagrado al renacimiento de la novela negra nórdica y juro no volver a comprar un libro cuyo autor salga fotografiado en la contraportada con barba de una semana y aspecto de fabricar vodka en la cocina de su casa. Otra cosa que me tira para atrás: cualquier heredero o examante  de Picasso que escriba un libro sobre su abuelo o bisabuelo o lo que sea, poniéndolo a parir. Seguro que el pintor malagueño no era un dechado de virtudes, pero ¿hace falta lucrarse poniéndolo a caer de un burro, mientras nos pegamos la vida padre con la fortuna que dejó? No hay día que alguno de ellos no salga en la prensa contando algún desaire o afrenta. Dejadlo estar ya, por favor, ya es hora.

No puede importarme menos lo que les pase a los mangantes magnates de la FIFA –o cómo se llame ese organismo– que, además de dar copas de muy mal gusto y pegarse la vida padre, nadie sabe muy bien qué hacen y a qué dedican el tiempo libre. Por eso, no puedo entender cómo el temita de marras está ocupando tantos editoriales que claman por su salutífera e imprescindible refundación. Para una ignorante en estos temas como yo, la solución parece muy fácil: que desaparezca de una vez la FIFA y que el dinero que se gastan en sabe Dios qué se destine a fines sociales. A fines sociales de los buenos, claro, porque, conociendo a esta gente, igual consideran un Alfa Romeo de 400.000 euros un fin social.

Otro tema por el que no siento el menor interés: las noticias económicas que, cuando acabas de leerlas, no sabes si la cosa va bien o va mal. Siempre tengo la sensación de que hay una serie de variables que se me escapan totalmente y me hacen añorar el estado de bendita ignorancia en el que estaba sumida antes de intentar entender por qué hay que seguir protegiendo la exportación de hidrocarburos e impedir la importación de mandarinas.

Una última cosa que sí me intriga mucho: las noticias que durante semanas acaparan todas las portadas y luego desaparecen de pronto. Hace días que no se dice nada del ébola. ¿Se acuerdan del follón que se montó con la enfermera que se contagió en Madrid? Parecía que no había otra cosa de la que hablar y que el mundo se acababa. Ahora, ni rastro del tema. Debe de ser que ya no interesa. O que interesa que no interese. Cualquiera sabe.