Un cortafuegos contra la independencia

José A. Sorolla

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Un cortafuegos contra la independencia. Ese es el objetivo primordial de la asociación Societat Civil Catalana (SCC), que se presentó en un acto público en la simbólica fecha del día de Sant Jordi después de que en una semana hubiera recibido unas 5.000 adhesiones al manifiesto fundacional colgado en Internet. Los adherentes a SCC son personas a título individual, de orígenes y profesiones diversos, de ideologías variadas y sentimientos identitarios plurales, pero con una coincidencia: oponerse a la independencia de Catalunya.

Entre los 60 fundadores de SCC, figuran el actual presidente provisional, Josep RosiñolJosep Ramon Bosch, economista, exdirigente del PP catalán, que se alineó en el último congreso con Montserrat Nebrera, rival de Alícia Sánchez-Camacho; la profesora de Derecho Internacional Susana Beltrán; el exdiputado de Ciutadans José Domingo, y el historiador y vicepresidente de Federalistes d'Esquerres Joaquim Coll.

Además de actuar como cortafuegos contra el soberanismo dominante en el universo político y mediático catalán, SCC pretende "desacomplejar" a los catalanes contrarios a la independencia que no se deciden o no se atreven a expresar sus sentimientos en público. Los promotores de SCC consideran que hay mucha gente que siente "angustia y miedo" ante la deriva soberanista, pero que, por diversas razones, no osa expresarse. Para que lo hagan sin complejos se ofrece esta nueva plataforma.

Pluralidad ideolódica

En principio, sorprende en cierto modo que la asociación aglutine a gente tan diversa ideológicamente, desde las cercanías del PP hasta las del PSC o más a la izquierda, cuestión que puede dar argumentos a los soberanistas para descalificar a los procedentes de la izquierda por sumarse a exmilitantes del PP o de Ciutadans con el único objetivo de combatir la independencia de Cataluña. Y más cuando ya existían organizaciones unitarias en la izquierda como Federalistes d'Esquerres.

El dirigente de Federalistes Joaquim Coll justifica la existencia de SCC por su carácter "más transversal, que no defiende una alternativa concreta y que, por lo tanto, no incomoda a nadie". Coll estima que Federalistes d'Esquerres no puede cumplir a la vez la doble función de combatir la independencia y promover el federalismo, porque no tiene la fuerza suficiente ni la amplitud ideológica para hacerlo.

El historiador estima que para que el federalismo no sea un segundo plato, sino la primera opción de los contrarios a la secesión, es necesaria la existencia de una organización más transversal cuyo primer objetivo sea oponerse frontalmente a la independencia desde un punto de vista unitario.

Coll admite, sin embargo, que la creación de SCC tiene sus riesgos, entre ellos que "se manipule o se instrumentalice" desde ciertas opciones ideológicas y por eso no se plantea la disolución de otras organizaciones antisoberanistas como Federalistes d'Esquerres.

¿Lo contrario de la ANC?

¿Quiere ser SCC la alternativa a la Assemblea Nacional Catalana (ANC)? Aunque en la ANC no todos piensan lo mismo, y en este sentido es también una organización unitaria con el objetivo común de la independencia, SCC no quiere ser su contrario, entre otras razones porque su capacidad de movilización es muy inferior.

El nombre de Societat Civil Catalana encierra en este sentido una dosis de provocación porque esos términos --sociedad y civil--  han sido tradicionalmente utilizados por el nacionalismo catalán para arropar las iniciativas surgidas de las entidades creadas al margen de los partidos políticos.

SCC no sueña con ser la ANC, sino que aspira solamente a ejercer un cierto contrapeso, "a movilizar el rechazo a la ruptura y defender la unión en la diversidad", según expone Coll en un artículo publicado el pasado martes en EL PERIÓDICO, en el que afirma categóricamente: "La secesión no nos conviene económicamente, no está justificada políticamente y nos divide socialmente". Es decir, la independencia, en contra de lo que prometen los soberanistas, es un "mal negocio" tanto para Cataluña como para toda España.

En su manifiesto público, SCC se pronuncia "por una Cataluña abierta en una España de todos", reivindica la "Cataluña democrática basada en el respeto al Estado de derecho, que valora la libertad individual y la convivencia", y defiende también una "España que haga radicalmente suyas todas las lenguas y culturas; una España que haga bandera de su unión en la diversidad". En el texto se definen las lenguas de Cataluña --catalán, castellano y aranés (hablada en el valle de Arán)-- como una "realidad propia e inalienable" que deben ser tratadas con "respeto y consideración" en todos los ámbitos, incluida la enseñanza.

SCC niega de forma rotunda que Cataluña esté "oprimida", como aseguran los independentistas, y, para contrarrestar el "soberanismo económico" que ha cristalizado en el falso eslogan de "España nos roba", el manifiesto concluye: "No hay ningún argumento político, económico o afectivo que justifique los enormes costes sociales del proceso independentista". "¡La independencia ni la queremos ni nos conviene!", exclama la asociación.

Manifestaciones en la Diada

Entre los 5.000 firmantes del manifiesto hay profesores universitarios, economistas, actores o mossos d'esquadra, pero los promotores rechazan que se trate de un "grupo de intelectuales", como siempre se califican estas iniciativas. Después de medir su capacidad de movilización en el acto del día de Sant Jordi en el teatro Victoria de Barcelona (con más de 1.200 asistentes), SCC pretende celebrar en la próxima Diada del 11 de Septiembre una "gran manifestación" en Tarragona.

Para ese mismo día, la ANC ha convocado ya una concentración en la Gran Vía y la Diagonal barcelonesas para dibujar con la multitud asistente una gran V de "victoria" y de "votar", y reivindicar así la consulta soberanista fijada para el 9 de noviembre, tal como decidió en la asamblea celebrada el 5 de abril en Tarragona. En esa reunión, ante las críticas que suscitaron sus planes de control de fronteras, puertos y aeropuertos en caso de independencia unilateral, la ANC matizó que esas accciones quedarían reservadas a las nuevas "autoridades".

Está por ver si la nueva plataforma antisoberanista cuaja y anima a los catalanes críticos con el proceso independentista a "salir del armario", en palabras de uno de los promotores, Josep Ramon Bosch. Lo que es seguro es que un movimiento así es lógico que surja porque es la expresión de una parte de la sociedad catalana.

Este post se ha publicado originalmente en el diario digital zoomnews.es