Rajoy y "el señor de Murcia"

El jefe del Gobierno pidió al PP que la corrupción se convirtiera en "historia", pero la historia se repite con la imputación del presidente murciano

Mariano Rajoy en su paseo por el centro de Murcia, ayer.

Mariano Rajoy en su paseo por el centro de Murcia, ayer.

ENRIC HERNÀNDEZ

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En puertas del congreso del PP que iba a consumar su santificación, Mariano Rajoy animó a los suyos a que la corrupción "que ha vivido el partido termine convirtiéndose en historia". Muy atentas a esas palabras no debían andar las huestes, ni tampco quien las pronunció, porque el modo de obrar ante el escándalo que le ha estallado al presidente de Murcia, el popular Pedro Antonio Sánchez, en nada difiere del que históricamente ha caracterizado al PP.

Rajoy y "el señor de Murcia" --que así bautizó a su barón autonómico un año atrás, evocando la célebre 'Ninette y un señor de Murcia'-- es, como la obra de Miguel Mihura, una comedia en dos actos.

PRIMER ACTO

El entonces presidente en funciones basaba su negativa a exigir la dimisión de los cargos del PP imputados por corrupción recordando que Sánchez lo había sido "hasta 14 veces", causas luego archivadas. "Si hubiese expulsado del partido al señor de Murcia, ¿qué podría pensar yo de mí mismo?", pretextó.

No sabemos qué pensó de sí mismo el líder del PP el pasado agosto, cuando tuvo que firmar un pacto de investidura con Albert Rivera (Ciudadanos) con este punto estrella: "Separación inmediata de cualquier cargo público que haya sido imputado formalmente por delitos de corrupción política, hasta la resolución completa del procedimiento judicial". Un texto claro y calcado, por cierto, al que había firmado el propio Sánchez a cambio de que C's bendijera su investidura.

SEGUNDO ACTO

Mientras un juez imputaba a Sánchez por prevaricación continuada, fraude, falsedad en documento oficial y malversación de caudales públicos por el 'caso Auditorio', otro magistrado ha acreditado que recurrió con fondos públicos a la 'trama Púnica' justamente para mejorar su reputación, dañada por este escándalo. Por si esto no bastara, el presidente murciano evidenció que tenía información privilegiada sobre la causa, el fiscal del Estado reprendió a sus subordinadas por acusarlo y el ministro de Justicia se alineó "con el jefe" del ministerio público.

Con el PP, la "historia" siempre se repite. Falta por saber si Ciudadanos hará honor a lo firmado o acabará por mirar hacia otro lado.