GENTE CORRIENTE

"He copiado el 'Quijote' en 250 metros de papel"

Cervantino sin límites. Desde hace 50 años, cada día lee un trozo del clásico de Cervantes. Pero hay más.

Francisco Morales

Francisco Morales / periodico

NÚRIA NAVARRO

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También él, a su manera, es un quijote.Francisco Morales Priego (Montilla, Córdoba, 1936), administrativo jubilado de Anónima de Fibras Artificiales, lleva medio siglo entregando sus ratos libres a la obra deCervantes. Lo sabe todo. Incluso ha copiado a mano su obra capital. 

Ni Martín de Riquer tiene tanta pasión cervantina!

-A los 13 años cayó en mis manos una edición escolar deDon Quijote de la Mancha, pero le cogí ojeriza porque, como castigo a mis diabluras, el profesor me hacía copiar trozos. Pero al estudiar bachillerato, me di cuenta de que elQuijote no era lo que pensaba. Desde entonces se convirtió en mi debilidad. Cada día, desde hace 50 años, tengo que leer un trozo.

-De castigo a premio.

-Cervantes escribió que elQuijote es «para que los niños lo manoseen, los jóvenes lo lean, los adultos lo entiendan y los viejos lo celebren». A mis 75 años, lo estoy saboreando. Es un deleite cabalgar con el Quijote y Rocinante por las páginas del libro. En él está contenido todo, todo.

-No se conforma usted con leerlo. Lo ha copiado a mano.

-En 1995 ya escribí la primera y la segunda parte delQuijote en estenografía, una especie de taquigrafía. Lo hice a ratos, los fines de semana, al regresar de la playa. Pero cuando se aproximaba el cuarto centenario de la publicación de la primera parte, en el 2005, quise experimentar la sensación física de escribirlo a mano, sobre 180 láminas de papel Guarro, de 50 por 65.

-Y ¿qué tal la experiencia?

-¡La satisfacción es indescriptible! Es muy parecida a hacer el Camino de Santiago. Yo lo recorrí, del Pirineo a Finisterre, y por el camino fui pidiendo a los peregrinos que escribieran unos renglones del primer párrafo de cada capítulo delQuijote. Tengo 52 páginas escritas por ellos.

-Pero tampoco se quedó ahí.

-No. En el 2006, quise hacer un homenaje a Cervantes por traer elQuijote a Barcelona, y pensé en escribir la segunda parte en catalán.

-Usted es castellanohablante.

-Por eso me apunté a una academia y me saqué el curso básico de catalán. Con ese nivel aceptable, compré un diccionario, un libro de verbos y un par de traducciones de la obra. Con unQuijote facsímil al lado, y comparándolo con las ediciones catalanas, fui traduciéndolo. Y al acabar, lo copié a mano en dos rollos y medio de papel, de 100 metros cada uno. 250 metros en total.

-Es tan largo ese Quijote

-Construí un armario especial de madera ¿mitad estilo catalán y mitad estilo castellano¿ para guardar los rollos [en la foto].

-Como el arca sagrada de las sinagogas. Eso son horas y horas, ¿eh?

-Tardé unos dos años. Es que a mí no me encontrará nunca en el bar. Mi pasión es Cervantes.

-Incluso dirige una tertulia.

-Se llama 'Amigos de Cervantes y Admiradores de Barcelona'. En cada sesión, nos marcamos dos o tres capítulos y los comentamos. Yo me los aprendo casi de memoria.

-Y hasta da conferencias.

-Una vez di una en la que yo era Cervantes. Me disfracé de él, con gafas incluidas ¿que las llevaba¿ y hablé en primera persona, y fue todo un éxito. De hecho, creo que algo tengo de Cervantes.

-¿Qué quiere decir?

-Las raíces de Cervantes son cordobesas. Su abuelo, Juan, se casó con doña Leonor Fernández de Torreblanca, que era hija de una familia de médicos cordobeses. El apellido Fernández, en Córdoba, viene del capitán Gonzalo Fernández de Córdoba, que era descendiente del marquesado de Priego. Y yo me apellido Priego.

-Eso explicaría su entrega a la causa.

-También he recorrido, mapa de la Real Academia Española en mano, la ruta del Quijote. He estado en la cueva de Montesinos, en Esquivias, en Campo de Criptana, en El Toboso, en Alcalá de Henares... Tengo escrita una guía tituladaSiguiendo los pasos de Don Quijote por Barcelona.

-Don Miguel dedicó cinco capítulos a Barcelona.

-¡Esos capítulos son historia de la ciudad! Su encuentro con el bandolero Roque Guinart y con las galeras que la defendían de los asedios de los árabes. También menciona una de las dos librerías que había entonces, la del barrio judío... ¡Él era un gran admirador de Barcelona! Decía que era "la flor de las bellas ciudades del mundo". Y yo también lo creo.