De copas con la CUP

Para quienes creen que tienen 'La Verdad' -que el resto somos unos pobres ignorantes o unos perversos nocivos- es lo más normal del mundo querer decir a los demás cómo deben pensar, hacer y comportarse en todos los aspectos de su vida. Creen que necesitamos su tutela, la queramos o no. Es por nuestro bien, ¿a que lo ven? Y de ahí que en un ayuntamiento como el de Manresa, la CUP haya planteado la necesidad de hacer pedagogía de la copa menstrual y proponerla en las escuelas como alternativa a los métodos más comerciales y que más usan las mujeres cuando tienen la regla. El debate no es si esto de la copa es o no mejor que el tampón o la compresa. Hay mujeres que por ejemplo tienen alergias a ciertos tejidos o materiales y, para ellas, ésta puede ser una buena opción. ¿Pero verdad que ven que eso lo deberían decidir las interesadas y su ginecólogo, sin necesidad de pasar por un pleno municipal que además no tiene competencias en Educación para hacer pedagogía de la cosa en las escuelas?

En una época donde tenemos la política hasta en la sopa, sólo faltan ahora formaciones políticas que nos quieran venir a aleccionar o dictar hasta en los rincones más íntimos de nuestra vida. Sólo les faltará querer venir de copas con nosotros, ¿quizás para terminar pontificando sobre qué nos conviene o no beber? Sería la culminación de aquella sentencia de una ya exdiputada de la CUP, cuando en TV3 dijo que la Catalunya independiente sería de izquierdas o no sería. Pues mire, no. Catalunya, si algún día se convierte en independiente, ojalá sea en cada momento lo que su ciudadanía decida, y a poder ser no siempre el mismo.

Estos días que hablamos de libros, aprovecho para dejar uno sobre la mesa: 'Extremo nordeste. La CUP: Los últimos bolcheviques de Occidente' (Península). Es del periodista y polemista Toni Bolaño. No es de ese mundo, pero es periodista siempre con buenas fuentes y, sobre todo, clave, con una curiosidad insaciable. Con su estilo provocador hace su retrato particular del ascenso de la CUP y, en definitiva y manifiestamente de forma crítica, hace un reconocimiento del protagonismo de esta fuerza política que no quiere que esto sea anécdota ni que pase por nuestras vidas como si nada. Menospreciarlos o folclorizar su imagen han sido los mejores regalos que sus adversarios les han podido hacer. Ahora que condicionan nuestra política y que incluso nos los podemos encontrar en la sopa, de copas con nosotros o adoctrinando hasta en lo más íntimo, tal vez más de uno se tomará esto en serio. No es demasiado tarde.