Convocar o convocar

XAVIER Bru de Sala

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Obien Oriol Junqueras gana la partida de las listas separadas o bien él y el president Mas se verán obligados a entrar en una batalla pública de acusaciones mutuas por el fin de la unidad. En otras palabras, o hay acuerdo para el punto en común con listas separadas o los dos líderes caerán por el barranco del descrédito mientras se vapulean, ya sin disimular su creciente animadversión. Pero esta pequeña victoria de Junqueras puede ser pírrica. Los de la unidad se decantan por Mas.

Mas ha acostumbrado a todo el mundo a cumplir su palabra, y presiona sobre Esquerra para que se apunte. Cuestión de imagen. Mientras tanto, y con la discreción habitual, va perfilando la lista de país que está dispuesto a encabezar. Hay que suponer que canta y encanta sobre las bondades de la gran candidatura, pero debe de dar a entender, como quien no lo prentende, que quizá la gran candidatura no será la única candidatura grande. En este caso, convocará de todos modos y no tendrá que señalar al culpable de la ruptura de la unidad independentista, porque todo el mundo lo conoce. Fíjate lo terco que es, si tendría asegurado el lugar de presidente al cabo de los 18 meses puesto que Mas no se volverá a presentar un vez logrados los objetivos. Lo ha dicho del derecho y del revés y lo va a cumplir.

¿Y si no se logran dichos objetivos por insuficiencia de mayoría a las urnas? La pregunta es incómoda, y los escogidos o los aspirantes a ser apuntados en la lista de país se la callan. Si Junqueras se reafirma en la negativa y Mas cede en este punto, y solo en este punto, será en bien y provecho de la causa y del proceso, que bien merecen semejante sacrificio presidencial. Vale. Si sumamos el anuncio del líder republicano, según el cual habrá acuerdo rápido -y cuando lo dice pone cara de satisfacción por el golpe bajo propinado a su rival—, podemos esperar sin mucho margen de error que Mas no agote el plazo que se dio para tomar no una decisión, sino la decisión. ¿Cuál? La de convocar, o anunciar que convocará enseguida. ¿Por qué? Es la opción racional, puesto que si se obstina deberá cargar con una parte de las culpas y en el 2016 mejor que se vuelva a presentar (si no es que lo salva y glorifica un peligro inminente de ser inhabilitado debido al 9-N).

Así las cosas, llegados al final de esta poco productiva partidilla de las listas, y si la creciente enemistad entre Mas Junqueras no lo impide, tendremos elecciones más o menos plebiscitarias antes de las municipales. ¿Con qué resultado? Uno de los políticos más destacados, sensatos y clarividentes de Catalunya decía: «Los independentistas tenemos que ser lo bastante inteligentes como para saber que no somos mayoría». Lo somos, claro, pero en cambio no lo suficiente como para actuar en consecuencia.