CONTRAPUNTO

La conversión de Rajoy a la política de pactos

SALVADOR SABRIÀ

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Uno no se da cuenta de lo que tiene hasta que deja de tenerlo. Aunque este aforismo no vale para todo el mundo. Concretamente, una de las personas a las que no se podría aplicar es al actual presidente del Gobierno español en funcionesMariano Rajoy. Ha gobernado los últimos cuatro años con mayoría absoluta de escaños, pero con poco más del 33% de apoyo del censo electoral, y ahora no solo no la añora sino que se ha convertido en un defensor de la política del máximo consenso posible.

La segunda vez que Rajoy declinase ante el ReyRey a presentar su candidatura para presidir el Gobierno tras las elecciones del pasado diciembre, sorprendió haciendo una acérrima defensa de un gobierno amplio y estable que integre al PP, al PSOE y a Ciudadanos. Sería el más representativo de la voluntad expresada en las urnas, dijo. Se olvidó de añadir al resto de partidos políticos. Puestos a buscar estabilidad: ¿qué gobierno puede ser más representativo de todos los ciudadanos que el que incluya a todos los elegidos?, elevando al absurdo el argumentario de la gran coalición.

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Para justificarse, el presidente en funciones sentenció, sin ruborizarse, que las grandes leyes de un país tienen mucho más futuro si cuentan con el apoyo de varias fuerzas políticas, y no de una sola, por mucha mayoría que tenga. Y lo dijo una persona que ha destacado, sobre todo en los últimos años, por aprobar muchas veces por decreto, y muchas otras solo con los votos del PP y con los del resto en contra, leyes que afectan a servicios básicos.

El PP se quedó tan solo aprobando la polémica LOMCELOMCE, que prácticamente todos los otros partidos se comprometieron a cambiarla si accedían al poder. Los populares también utilizaron su mayoría absoluta contra todos para aplicar un recorte de 10.000 millones en los presupuestos del 2014 a políticas de educación sanidad. O para eliminar de la lista de medicamentos financiados medicamentos financiadospor el erario a casi medio millar de los más utilizados para síntomas menores. Y han dejado casi a la mitad la hucha de las pensiones pensiones sin dar opción a discutir otras posibilidades para cubrir el agujero de la Seguridad Social. Por no citar la denostada ley mordaza o la reforma laboral y la amnistía fiscal, aunque en estas dos últimas contó con el apoyo de CiU.

La guinda han sido los Presupuestos del Estado del 2016, aquellos que la Comisión Europea considera increíbles y exige que los cambie el nuevo gobierno. Cuando esto suceda se verá si la conversión de Rajoy al pactismo es real o no.